el próximo 9 de mayo se dará el pistoletazo de salida a las elecciones europeas. Los comicios de la IX Legislatura desde que en 1979 se empezaran a elegir a los eurodiputados por sufragio universal directo y circunscripción única en cada Estado miembro. Saldrán electos 751 representantes, de ellos 54 españoles, por un periodo de cinco años, de 2019 a 2024, que serán responsables de decisiones de enorme calado para nuestras vidas, como la aprobación de los Presupuestos de la UE o la elección del presidente de la Comisión y su equipo de gobierno. Por no hablar de la ratificación de directivas que ordenan la convivencia del día a día de más de 500 millones de personas que han decidido ceder soberanía a instituciones supranacionales en el mayor espacio de paz y libertades del mundo. Durante décadas el resultado de las elecciones europeas se dilucidaba en un bipartidismo puro, primero democristianos versus socialdemócratas y, más recientemente, populares y socialdemócratas, pero sin poner en duda ninguno de los bloques los ejes vertebradores de la Unión. Esta vez, las fuerzas eurófobas cuestionan la UE y su capacidad de bloqueo institucional convierten a estos comicios en decisivos para el futuro de Europa.

El debate de la Unión Que la Unión está en profundo debate en muchos de sus Estados miembros lo evidencia el propio brexit. Una situación inédita, la salida de un miembro de la UE, además de la trascendencia del Reino Unido, que hoy por hoy, es inconcluso y que ha forzado a Londres a presentarse a estas elecciones. Más allá de este suceso que bordea el surrealismo, el modelo de la Unión ha sido puesto en cuestión por fuerzas políticas eurófobas que han alcanzado cuotas de poder en países como Hungría, Italia, Polonia, Chequia o Austria. A ello se ha añadido el incremento de representación en gran parte de los parlamentos estatales de la ultraderecha, la más reciente la irrupción de Vox en el Congreso de los Diputados, cámara que nunca había contado con un grupo que cuestiona la Unión Europea en su fisonomía actual. Las principales críticas de estas formaciones emergentes a Bruselas, son su política de laxitud ante la llegada de inmigrantes a sus países y la toma de decisiones alejadas de las realidades nacionales en detrimento de los intereses locales. Piden una vuelta atrás y la devolución de competencias que hoy pertenecen a la Unión en virtud de políticas comunes a los Estados miembros. Se trata de un debate claro: queremos más o menos Unión.

Posibles escenarios poselectorales

La encuesta en forma de tracking que vienen realizando la Unidad de Seguimiento del Parlamento Europeo advierten de incertidumbres respecto al escenario poselectoral en la UE. Según estas estimaciones, la fuerza vencedora sería el Partido Popular Europeo con 180 eurodiputados, mientras que el liderazgo de la oposición lo ejercerían los Socialdemócratas con 149 escaños, mientras que los liberales de ALDE alcanzarían la tercera posición con 76 representantes. Dado que la mayoría absoluta se establece en 376 eurodiputados, ninguno de los dos grupos mayoritarios unidos a ALDE alcanzaría el control de la Eurocámara. Por el lado eurófobo, la previsión concede 62 escaños a la extrema derecha de ENF, la Europa de las Naciones y las Libertades; al grupo Europa de la Libertad y la Democracia, euroescépticos independientes y de partidos dispares que también cuestionan la UE, un total de 45 escaños y ECR, el Grupo de Conservadores y Reformistas europeos, de posiciones ultras también, le concede 66 escaños. En total 173 eurodiputados dispuestos a bloquear las instituciones europeas. A la izquierda de la bancada se situarían 57 eurodiputados Verdes, claramente europeístas, que pueden resultar claves en la conformación de mayorías y 46 del Grupo de Izquierda Unitaria que cuestionan principios básicos de la Unión.

Los equilibrios de los Estados

Más allá de los resultados que nos deparen las elecciones que se desarrollarán entre el 23 y el 26 de mayo en todos los miembros de la UE, el dato de participación también nos dará indicios del estado de salud de la Unión. Pese a que según el último eurobarómetro el grado de satisfacción de la pertenencia de los europeos a la UE se sitúa en 67% y sigue en ascenso, también lo es que en muchos de los Estados se han enquistado posiciones políticas contrarias que están condicionando las reformas que la Unión precisa. De ahí que unos resultados que refuercen a las fuerzas claramente europeístas supondrían igualmente un fortalecimiento del proyecto europeo. Especialmente relevantes serán los votos emitidos en Francia, donde Le Pen vuelve a confrontar contra Macron, y en Alemania, con una canciller Merkel muy desgastada y la ultraderecha de Alternativa por Alemania creciendo a costa de ella. No será cuestión menor comprobar si el gobierno bipolar italiano formado por dos fuerzas antieuropeas, la Liga Norte y el Movimiento 5 Estrellas, se debilita o se refuerza. Y, por último, habrá que ver lo que sucede en el Reino Unido en unos comicios que de alguna manera pueden ser la antesala de un segundo referéndum del brexit. En fin, que el 26 de mayo, en el caso de España, nos jugamos mucho como para quedarnos en casa.