roma - El barco Alex de la ONG italiana Mediterranea llegó ayer al puerto de Lampedusa con 41 migrantes, desobedeciendo así la prohibición del ministro del Interior, Matteo Salvini, quien avanzó que no permitirá el desembarco de los rescatados. El navío, un velero de 20 metros de eslora, accedió a aguas territoriales italianas sin permiso y atracó en la isla, con todos los migrantes hacinados en su cubierta, protegiéndose del sol con mantas térmicas. En el muelle esperaban agentes de Policía, voluntarios de la Cruz Roja y otros organismos humanitarios, además de algunas personas que recibieron a la embarcación entre aplausos.

Sin embargo, Salvini advirtió que por el momento no permitirá que los migrantes bajen del barco y pongan un pie en Italia: “No autorizo ningún desembarco”. Mientras, los migrantes rescatados permanecen sentados en la cubierta del velero, junto al muelle, sin poder bajar, tras varios días en alta mar, ante la mirada de los agentes italianos. “Los náufragos y la tripulación están agotados. Las 41 personas salvadas necesitan ser atendidas y curadas. Estamos viviendo una situación surrealista y es una crueldad inútil prolongar esta espera. Haz que bajen inmediatamente”, tuiteó la ONG, ya que algunos salvados presentan síntomas de sarna.

El ultraderechista Salvini mantiene una política de puertos cerrados a las ONG, a las que acusa de fomentar la inmigración irregular, y ha impulsado un decreto que establece multas de hasta 50.000 euros a quienes quebranten esa disposición. Sin embargo, el armador del barco, Alessandro Metz, explicó en Twitter que está dispuesto a asumir la responsabilidad.

Mediterranea salvó a 54 migrantes el jueves en aguas internacionales frente a Libia y, tras la evacuación de 13 personas entre mujeres embarazadas y niños, el resto permaneció a la espera en la cubierta del pequeño velero. La ONG ya había denunciado que a bordo se vivía una situación insostenible por la falta de aseos para tantos rescatados -el velero tiene capacidad para 18 personas-, y por ello invocó el estado de necesidad para forzar el bloqueo de Salvini.

otro barco espera El vicepresidente italiano había pedido que pusiera rumbo a Malta, que ofrecía el puerto de La Valeta, pero la ONG se negó porque estaba demasiado lejos, a 90 millas -144 kilómetros-, para un velero tan pequeño y con sobrecargo. Mientras el barco se encontraba en alta mar, Italia envió algunos víveres y, una vez que el velero atracó en Lampedusa, la reacción del ministro, quien acusó a la ONG de rechazar el agua enviado para declarar el estado de necesidad y violar su ley, fue inminente y furibunda.

“Piden dinero para pagar las multas previstas por el decreto, así aumentan las donaciones. Vuelven ante Libia para incentivar las salidas y el riesgo de naufragios, y hacen felices a los traficantes de personas. Esto son las ONG”, arremetió, al tiempo que adelantó que su partido, la Liga, que gobierna Italia junto al populista Movimiento Cinco Estrellas, presentará una enmienda a su decreto para aumentar las multas hasta un millón de euros por violar las aguas territoriales y facilitar la incautación de barcos. Mediterranea sigue así el ejemplo de la capitana de la nave Sea Watch 3, la alemana Carola Rackete, que entró en Lampedusa el 29 de junio con 40 inmigrantes a bordo tras 17 días a la espera, por lo que fue puesta en prisión domiciliaria preventiva.

Por otro lado, hay una segunda nave que espera un puerto frente a las costas de Lampedusa. Se trata de la Alan Kurdi, de la ONG alemana Sea-Eye, con 65 inmigrantes a bordo salvados en el Mediterráneo. “Estamos esperando en aguas internacionales fuera de Lampedusa. La Guardia de Finanza (Policía de frontera italiana) vino para darnos la orden de Salvini: El puerto está cerrado (...) Necesitamos urgentemente un puerto seguro”, reclamó Sea-Eye, que sostuvo que en Alemania más de 70 ciudades acogerían a sus rescatados.