- Un engreimiento acendrado impide a Cayetana Álvarez de Toledo pasar de soslayo en cualquier disputa ideológica sobre la unidad de la derecha, y mucho más cuando se asiste a su traumática ruptura. Así se entiende más fácil tras el desmarque de Vox el nuevo dardo de la exportavoz aznarista del PP contra una línea estratégica de Pablo Casado, a quien jamás ha respetado cuando sus respectivas opiniones divergen. "Yo hubiera preferido la abstención" les ha dicho sin rubor alguno a sus todavía compañeros de grupo parlamentario tras la improvisada reunión mantenida ayer para celebrar el indudable rédito político alcanzado por el presidente popular. Eso sí, Álvarez de Toledo ha respetado la "decisión colectiva" del rechazo a la moción de censura para evitar el enésimo cisma interno por sus frecuentes divergencias, aunque desde un primer momento se había pronunciado por un provocador "no al no".

Con todo, la marquesa de Casa Fuerte ha criticado abiertamente a su presidente por las acusaciones personales -"ad hominen", dice en su blog- dirigidas a Santiago Abascal porque las considera "una injusticia y un error". Además, al desgranar los motivos de su censura, muestra una inquietud por el riesgo de que "rompa puentes" con el PP por parte de votantes actuales de Vox.

Sin desmayo por la derrota personal en sus postulados, Álvarez de Toledo reitera su conocida apuesta en favor de la "reconstrucción del centro derecha", en línea con la doctrina emanada desde Faes, aunque es consciente de que, tras separarse de Vox, "los afectos y complicidades de los millones de personas que se fueron del PP serán más difíciles de reconstruir.