- La segunda jornada del debate de las enmiendas parciales en el Parlamento de Navarra ha dejado clara la brecha que vive la política foral. Por una parte está el bloque progresista, formado por PSN, Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e I-E, que ha medido cada euro de los 10 millones de los que dispone para hacer cambios en las Cuentas y volvió a mostrarse realista y cohesionado para sacar adelante 62 enmiendas con 4 millones para una veintena de pueblos navarros.

Y, en frente, la bancada de Navarra Suma, que sigue instalada en una oposición alejada de la realidad e infructuosa, ya que ninguna de sus enmiendas salió adelante. Normal, si se tiene en cuenta que en el departamento con más enmiendas presentadas, el de Cohesión Territorial -se debatieron más de 100 enmiendas-, el agujero que suponían las propuestas de la derecha superaban los 40 millones. Un desfase inasumible que, además, no se puede acometer en parte por la herencia de UPN, en Cohesión Territorial en forma de peajes en sombra, y que obliga a Navarra a destinar todos los años casi un centenar de millones de euros en pagar un canon en lugar de invertir en carreteras.

Cohesión Territorial compendia toda la política local. Así que el bloque progresista centró casi la totalidad de sus enmiendas en actuaciones puntuales en una veintena de ayuntamientos navarros. Se les suele llamar “enmiendas campanario”, expresión que ayer se entonó mucho en el hemiciclo. Pero lo cierto es que son actuaciones que reclaman los municipios.

El bloque progresista aprobó 62 enmiendas así. 53 de ellas, ordinarias, consensuadas por PSN, Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e I-E. Y que también apoyó Navarra Suma, que no se quiso quedar fuera por aquello de qué dirán en el pueblo si no nos adherimos. Y otras nueve in voce, presentadas el mismo martes por la mañana. Solo cuatro de estas rechazó Navarra Suma. En tres de ellas se descolgó argumentando que apuntalan la ya generosa estructura del Gobierno de Navarra, cuando en realidad se trataba de enmiendas destinadas al personal contratado para varios servicios, no a altos cargos.

En cualquier caso, las 62 enmiendas conllevaron 4.051.514 euros, nada que ver con el algo más de medio millón que se repartió el primer día. Las más sustanciosas: 340.000 euros para conveniar con el Ayuntamiento de Lesaka trabajos en la vía verde del Bidasoa; 200.000 euros para las piscinas de Ribaforada; 165.000 euros para las de Mendavia; y 160.000 euros para el polideportivo de Murchante. Y luego una cascada de pequeñas inversiones de todo tipo, menos cuantiosas y para poco menos que reparaciones.

Así se entiende que hubiera poco debate político. Sobre todo, a cuenta de tres enmiendas muy concretas de Navarra Suma. Las tres, rechazadas. Dos de ellas tuvieron que ver con carreteras. La primera, una petición de la derecha para que la N-121-A sea ahora una autovía, y no un 2+1, el formato que siempre ha defendido la derecha cuando estaba en el Gobierno. “Hemos cambiado atendiendo a los datos de tráfico”, se justificó Yolanda Ibáñez.

Pero no quedó ahí: Navarra Suma también pidió 15 millones para conservación de carreteras. Y ahí tocó la fibra sensible de PSN y Geroa Bai, cuyos portavoces recordaron a la derecha por qué no se puede destinar más a carreteras. “Lo que hay para carreteras no es suficiente”, concedió Jorge Aguirre (PSN). “Pero de aquellos polvos, estos lodos, y ustedes lo saben”, cerró. Más explícito fue Pablo Azcona (Geroa Bai): “Las carreteras necesitan entren 70 y 90 millones de euros anuales, pero es que ese dinero lo dedicamos a pagar sus deudas”.

Navarra Suma no supo bien qué contestar. Tampoco cuando registró una enmienda in voce con nada más y nada menos que 18 millones de inversión para varios pueblos de la zona del embalse de Itoiz. Azcona (Geroa Bai) reprochó que se sacaran de la manga una enmienda tan cuantiosa, y por tanto tan irrealizable.

Lo paradójico es que Navarra Suma exige en la enmienda, entre críticas al Gobierno actual, que el Ejecutivo de Chivite acometa ahora las inversiones que el último Gobierno de UPN, amparándose en la crisis, no ejecutó en 2014. “¿Dónde dejaron ustedes ese dinero? En el remanente general, que era negativo”, les recordó Azcona.

Habrá informe de fiscalización en 2021. La Cámara de Comptos, el órgano fiscalizador de las cuentas públicas de Navarra, finalmente incorporará en su ejercicio de 2021 un informe sobre la transparencia y eficiencia de la fórmula de peaje en sombra con la que UPN financió algunas de las principales infraestructuras de Navarra, como las autovías A-21 y A-12 o la primera fase del Canal de Navarra, y cuya factura pagarán los contribuyentes navarros hasta 2045. Recientemente, y en base a un informe anual de la propia Cámara de Comptos, este periódico publicó que los peajes en sombra ya han costado más de 800 millones de euros, y todavía quedan por pagar casi 2.000 millones por las concesiones que durante varias décadas seguirán explotando las concesionarias de las infraestructuras. Un lucrativo negocio privado que supone un desembolso de cerca de cien millones de euros anuales -96,5 en los Presupuestos de 2021-, y que resulta muy caro para las arcas públicas.