Catalunya contabilizaba ayer 2.853 personas ingresadas por coronavirus, de las que 659 están graves en la UCI, acrecentándose el número y con una velocidad de contagio desorbitada. Pedro Sánchez se encuentra sin embargo pensando en clave electoral y en su intento de encumbrar a Salvador Illa hacia la Generalitat. En el Comité Federal que el PSOE celebró ayer en Barcelona para propulsar al ministro de Sanidad, el presidente español dejó claro que su mirada está centrada en el 14-F, apoyándose en la decisión cautelar de la Justicia de no posponer las elecciones a mayo, como quiere el Govern, pese a la devastadora situación de la pandemia. A Sánchez solo le importa “cerrar un ciclo estéril” y a su candidato, enterrar el procés. “Se ha discutido mucho de fechas en la política catalana. Las fechas son lo de menos, lo importante es el respeto a las reglas democráticas. Y aún es más importante que Catalunya cierre cuanto antes una década fracasada y abra paso a un tiempo nuevo”, demandó el líder socialista, censurando al Ejecutivo soberanista por ampararse en los datos de la crisis sanitaria para retrasar la cita con las urnas. “Es inútil que sigan intentando trucos. Se puede aplazar el cambio pero no se puede impedir el cambio. Y ese cambio en Catalunya tiene nombre y apellidos, se llama Salvador Illa”, zanjó Sánchez sin rubor.

Además de agradecer a Miquel Iceta su renuncia para catapultar al ministro, de quien dijo representa “una mirada inteligente y esperanzadora”; el líder del PSOE se deshizo en elogios hacia Illa, definiéndole como “una combinación de enorme sentido común, de trabajo duro, de inteligencia fina y mucha humildad. Es un hombre sensato, trabajador, inteligente y sobre todo es un hombre bueno”. Y no ocultó la estrategia de tirar de su gestión al frente del ministerio para tratar de cambiar el tablero catalán. “Unos lo observan con temor, como estamos viendo no solamente en los independentistas, sino también en esa derecha que se escondió detrás de estos a la hora de hacer lo que hicieron”, precisó Sánchez, en referencia al intento de suspender los comicios y obviando las posibles consecuencias de llamar a votar a más de cinco millones de ciudadanos cuando el escenario en cuanto a salubridad no tiene muchos visos de mejorar en febrero, sino todo lo contrario.

Illa recogió el guante y prometió dedicación para una “Catalunya sin revanchas” pero en la que, a su juicio, “toca pasar página y avanzar” tras una década de proceso soberanista. “No pienso ajustar cuentas con nadie ni preguntar a nadie qué hizo en estos diez años. Tampoco perderé un minuto en reproches sobre lo que pasó”, aventuró el responsable estatal de Sanidad, al menos hasta el próximo jueves, cuando cederá los trastos en plena tercera ola en todo el Estado español e inmerso en la polémica campaña de vacunación. “La solución no vendrá de una parte arrollando a la otra, sino de un sentimiento reparador y de establecer un nosotros”, defendió el también secretario de organización del PSC. “Podemos volver a reencontrarnos con nosotros mismos y dejar de hablar de unos y otros para hacerlo de un nosotros tan grande como Catalunya, aunque algunos, los de siempre, nos digan que es imposible”, subrayó Illa, que desea una Generalitat “de todos y de todas”. En paralelo, Iceta reivindicó la fecha del 14-F como la jornada en la que hay que votar y donde “la elección es clara: o president Illa o más decadencia, o president Illa o más incompetencia, o president Illa o más de lo mismo”, reiteró cargando las tintas sobre Esquerra y JxCat.

Las críticas a Sánchez por acercarse hasta Barcelona solo para aupar a su candidato cuando el Govern lidia un contexto sanitario complejo se sucedieron en cascada. El vicepresident, Pere Aragonès, cuestionó a Illa si aceptaría los votos de Vox para impedir que el independentismo permaneciera en la presidencia. “La respuesta es necesaria. Si es que sí, se confirmaría que Vox también participa en esta operación de Estado”, indicó el dirigente republicano, que observa un claro alineamiento de los poderes estatales, Moncloa a la cabeza, con el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) para mediar en el horizonte electoral. “En los últimos días se ha visualizado claramente que estamos ante una operación de Estado para intentar que las elecciones al Parlament tengan por objetivo la derrota del independentismo”, exclamó el líder de ERC. Denunció que desde el Ejecutivo de Sánchez se están usando todos los instrumentos, “sea la Justicia, los poderes económicos o los mediáticos, para intentar que un ministro español acabe presidiendo la Generalitat”.

Opinión que comparte Carles Puigdemont, cabeza de lista de JxCat aunque la candidata real sea Laura Borràs, y que llamó a responder con “coraje”, y más cuando el Estado “ha puesto al frente a alguien que es especialista en esto, que es la Justicia”. “Venceremos los miedos que parece que quieran que nos quedemos en casa. El miedo juega con el equipo contrario”, aseguró el president en el exilio. Asimismo, mientras la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, calificó de “irresponsable” la presencia de Sánchez en la ciudad en un acto “para hacer campaña” a Illa; el líder del PP, Pablo Casado, afeó al líder socialista que gobierne buscando “rédito electoral” para el PSC en lugar de implantar medidas contra la pandemia.