- El primer ministro socialdemócrata de Suecia Stefan Löfven, cuyo Gobierno rojiverde en minoría cayó hace una semana en una moción de censura histórica, sorprendió ayer al presentar su dimisión para tratar de formar un nuevo Gobierno. Löfven tenía una semana de plazo para comunicar su decisión: dimitir para dar paso a conversaciones entre los partidos conducidas por el presidente del Parlamento, Andreas Norlén; o convocar elecciones extraordinarias, las primeras desde 1958.

La parálisis política por la falta de voluntad de varios partidos a negociar entre ellos y el regreso al bloque de derecha de los liberales que, con los centristas, habían cerrado en 2019 un pacto que permitía gobernar a Löfven, apuntaban a las elecciones.

Pero Löfven sorprendió a analistas y expertos políticos suecos con su dimisión, que retrotrae a Suecia a septiembre de 2018, cuando comenzaron unas negociaciones que se prolongaron casi cuatro meses y finalizaron en un pacto que puso fin a la política de bloques y dejó aislada a la ultraderecha, tercera fuerza en el Legislativo. "A un año de las elecciones y en medio de una pandemia, unos comicios extraordinarios no son lo mejor para Suecia. He pedido la dimisión como primer ministro", anunció en rueda de prensa Löfven, que calificó la situación política de "muy difícil".

La Constitución sueca establece que debe haber elecciones cada cuatro años, independientemente de que puedan convocarse otras extraordinarias en medio de ese período, una disposición que explica por qué son tan raros los comicios anticipados en este país. "Mi estimación es que los suecos no quieren unas elecciones extraordinarias ahora. Esperan que los políticos puedan resolver este tipo de situaciones", consideró Löfven.

Aunque el presidente del Parlamento ha rechazado hacer declaraciones por el momento, en días anteriores había mostrado su intención de que el proceso de negociación transcurriese con mayor rapidez que la última vez si Löfven acababa dimitiendo. "Espero que se resuelva lo más rápido posible. Todos queremos irnos de vacaciones, pero también hay que respetar que nos espera un duro trabajo", afirmó Jimmie Åkesson, líder del ultraderechista Demócratas de Suecia (SD), con 62 diputados, frente a los 70 de los conservadores y los 100 socialdemócratas.

Löfven se convirtió hace una semana en el primer jefe de gobierno sueco derribado por una moción de censura, algo que fue posible porque el Partido de Izquierda, aliado externo del primer ministro sumó sus votos a los de la ultraderecha, los conservadores y los democristianos. El Partido de Izquierda, fuera del pacto de gobierno al que le daba mayoría con sus votos, había avisado en 2019 que le retiraría su apoyo si cumplía dos puntos del acuerdo con centristas y liberales: las reformas del mercado laboral y del régimen de alquileres. El causante de la moción fue el proyecto propugnado por los centristas de que los alquileres de nuevas propiedades dejasen de estar regulados y pudiesen ser acordados según el valor de mercado.

Durante la semana transcurrida desde la moción, los centristas retiraron la propuesta y la Izquierda se ofreció a apoyar un nuevo acuerdo. No obstante, la negativa de los centristas a pactar con excomunistas o con el SD, así como la decisión de los liberales de regresar al bloque de centroderecha, imposibilitaron la salida.

La raíz del problema está ligada al vacío que el resto de fuerzas le habían hecho al SD. Conservadores y democristianos modificaron hace un año su postura y aceptaron gobernar en el futuro con el apoyo del SD, opción a la que se sumó el Partido Liberal, aunque entre los cuatro no tienen mayoría. Löfven sí podría tenerla, en el caso de lograr un acuerdo con centristas y la Izquierda, a la que acusa de causar la crisis, pero dependería del voto de una tránsfuga de esta última formación.

"En medio de una pandemia, está claro que unos comicios extraordinarios no son lo mejor para Suecia"

"Los ciudadanos esperan que los políticos puedan resolver este tipo de situaciones"

Primer ministro dimisionario de Suecia