ocos lemas electorales se recuerdan tanto como aquel que catapultó a Felipe González en 1982 a la Moncloa. Tres palabras que encabezan este reportaje. Cambio es un sustantivo exitoso en el relato político. Por más que la Historia y el propio mandato de González nos recuerden que los cambios pueden ser polisémicos, asimétricos, de todo tipo. Esta pieza parte de un tuit publicado en agosto por el experto en migraciones Gonzalo Fanjul: “¿Deberíamos acabar con el Ministerio del Interior, tal y como lo conocemos?” Su interrogante, lanzado desde su ámbito de especialización, inspiró que extendiéramos el foco a otros aspectos y especialistas. Preguntamos por la praxis del Ministerio del Interior a la periodista política Sara González, a la abogada penalista Anaïs Franquesa, al magistrado emérito José Antonio Martín Pallín, y al propio Gonzalo Fanjul.

Periodista política

Terminar con las cloacas policiales

Sara González, autora del libro ‘Per raó d´Estat’, cree que hay que diferenciar entre “cómo afronta el PSOE las cloacas del Estado, negándose reiteradamente en el Congreso a investigar casos relacionados”, de la actitud de Podemos, que “si bien nunca ha tenido la presidencia del Gobierno, por lo menos ha denunciado públicamente su existencia, porque las ha padecido desde su nacimiento”.

González observa que “todo movimiento que pone en riesgo la llamada unidad territorial, el principio de orden y autoridad, y la protección del sistema capitalista, despierta las alarmas de las cloacas del Estado o del Estado profundo”. Esta periodista recuerda Xavier Vinader, colega de profesión ya fallecido. “Decía que el Estado español ha tenido siempre un problema, que ha visto a la ultraderecha como un ente colaborador y no como un peligro, y en cambio a la izquierda siempre la ha visto como un peligro por cuestionar ese orden establecido”. Esta cronista habla de una “plantilla que se aplicó en el País Vasco que se ha intentado aplicar en el proceso catalán con la diferencia substancial de que en Catalunya a raíz del Procés no ha habido una organización terrorista, y se está acusando a personas sin que haya víctimas ni organización ni armas”. En opinión de González, “todo se cimenta en una Transición donde se jugó a la confusión entre reconciliación e impunidad. Y la impunidad convirtió en pasarelas directas de cargos con mucho poder en el franquismo a cargos en la policía y la judicatura. Después eso ha generado escuela y llega hasta nuestros días”.

Sara González entiende que “cuanta más información tiene el ciudadano, más protegido está”, y observa en contraste que los medios de comunicación son claves para que “no se cuestione una determinada visión del Estado”. Cree que falta valentía política “para deconstruir todo eso”, y pone el ojo crítico en la monarquía. “Si llega el día que el PSOE la cuestiona, se empezarán a mover cosas y abrir otros melones hasta ahora intocables, pero yo no veo ahora suficiente valentía política como para empezar a depurar la policía, el ejército y la judicatura”.

Codirectora del Centro Iridia

Cambiar el discurso público

Anaïs Franquesa es codirectora de Iridia, un centro de derechos humanos especializado en violencia institucional. Para esta especialista, Interior es una de las carteras que “seguramente ha sido más continuista”, y observa “una dificultad de construir y escuchar un marco distinto de la seguridad desde postulados más garantistas”, cumpliendo los derechos humanos.

Esta abogada penalista se plantea “qué más tiene que pasar para que haya cambios profundos y de calado” en el Ministerio del Interior. Cree que estos pueden venir “si la sociedad presiona para que los haya”. Franquesa subraya la importancia de la orientación del discurso público al respecto de la defensa y garantía de los derechos humanos, y el potencial de un cambio a mejor gracias a un trabajo de presión e incidencia política.

Magistrado emérito del Supremo

Más formación, menos secretosPara este jurista, hoy convertido en un activo observador de la actualidad, “todo se reduce a algo que parece sencillo de definir, pero que es muy difícil en la práctica de desarrollar, que es la proporcionalidad en la reacción”. A su juicio, “a lo mejor se podría incidir en un aspecto muy importante que es el de la formación, qué requisitos se exigen para entrar en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, y su formación democrática continua. Eso me parece más relevante que la personalidad del ministro de turno”.

Preguntado por la reforma de la Ley de Secretos Oficiales, Martín Pallín alberga dudas sobre “cómo reaccionaría” la ciudadanía si conociera “realmente todo lo que pasó por ejemplo el 23-F”, pero entiende, con carácter general, que el hecho de “informar a los ciudadanos, como decía el presidente Kennedy, es un signo de salud democrática”.

Director de ‘Por causa’

Acabar con una política migratoria dañina

Gonzalo Fanjul dirige la investigación de este centro de periodismo y análisis, que según explica, pone el acento en dar “la batalla del debate y la conversación pública” a base de investigación, información y datos, para tratar de “elevar esa conversación”.

Para Fanjul, la estrategia de los Ministerios de Interior de distintos países europeos convirtiendo la política migratoria en una amenaza, supone “un torpedo en la línea de flotación de la Unión Europea democrática, y además es parte de una deriva ideológica que lo contamina todo”, y que alimenta a “partidos como Vox y otros, que ya son necesarios en muchas comunidades autónomas, y que mañana podrían ser necesarios para el Partido Popular. Esto en España puede ocurrir más pronto que tarde, y ese día nos vamos a llevar un buen susto”.