El Colectivo de Víctimas del Terrorismo ha celebrado este jueves en el Condestable de Pamplona su XIX Jornada Anual, con el objetivo de debatir, diez años después del final de la violencia de ETA, "los retos y prioridades en el posterrrorismo". En el discurso de inauguración, la presidenta de la asociación, Consuelo Ordóñez, ha denunciado una agresión verbal sufrida el miércoles en un céntrico bar.

La primera mesa redonda de la jornada ha girado en torno a la justicia restaurativa con los presos de ETA. Según Consuelo Ordóñez este tipo de justicia "debe abordar las tres dimensiones del daño que ha generado el terrorismo de ETA: el personal a sus víctimas, el social a toda la sociedad y el político a nuestro Estado de Derecho".

Para la hermana de Gregorio Ordóñez, "es fundamental que quienes formaron parte de ETA contribuyan, con sus discursos y sus actos, al descrédito político y social de la banda terrorista. Los terroristas usaron y legitimaron la violencia para hacer política, deshumanizaron a las víctimas y amedrentaron a gran parte de la sociedad, legitimando así un proyecto político totalitario y unos medios violentos para imponerlo. Ahora es el momento de que reviertan su trayectoria criminal y se desmarquen de ella". Tanto la propia Ordóñez, como Íñigo Pascual, en representación de Anvite, y Marta Buesa, de la Fundación Fernando Buesa, han denunciado que para el mundo de la izquierda abertzale las víctimas de ETA "siguen siendo invisibles" y criticaron por "cinismo" las palabras de Otegi el pasado 18 de octubre.

En la última mesa redonda de la jornada, Joseba Eceolaza, de Gogoan, ha advertido que "no solo la verdad de lo sucedido podrá asegurar una buena y justa convivencia. Hace falta también una transmisión de valores democráticos. Los ongi etorris no son reinserción, son todo lo contrario. Para la paz hacen falta mentalidades de paz". Covite cuantifica en lo que va de año 29 actos de homenajes públicos a etarras.