- El liberal Mark Rutte es calificado en Países Bajos como "Señor Teflón" por su capacidad de sobrevivir a los escándalos con la misma facilidad que se limpia la grasa de una sartén antiadherente, y tras uno de los años más duros de su carrera, vuelve a hacer honor a su apodo: la mitad de la población lo quiere, de nuevo, como primer ministro.

La presión de la oposición para que Rutte se marche es "muy alta", pero su partido, el liberal VVD, "se mantiene fiel a él" durante el actual proceso de formación de gobierno que, en sí, "ha sido bastante problemático" desde las elecciones del pasado marzo, resume el analista independiente Diederik Brink.

El escenario político neerlandés "que alguna vez fue estable, está ahora tambaleando", dice, sobre los numerosos escándalos políticos registrados este año en torno al Ejecutivo de Rutte, aunque su popularidad sigue prácticamente intacta y se espera que antes de Navidad forme nuevo gobierno.

Un sondeo de la agencia de encuestas Maurice muestra que el 39% de los votantes en Países Bajos quiere que Rutte vuelva a ser primer ministro, una opinión que se mantiene en De Peilingwijzer, una amalgama de tres encuestas de opinión diferentes, en las que el partido liberal seguiría ganando de 34 y 38 escaños de haber hoy elecciones.

Rutte tiene respaldo popular para volver a liderar una coalición de liberales de derechas (VVD) y de izquierdas (D66), democristianos (CDA) y Unión Cristiana (CU), la misma que gobierna ahora en funciones, después de fracasar en su intento de atraer diferentes socios.

Esta formación, de salir adelante, será Rutte IV, la cuarta legislatura que lidera el liberal desde 2010, cuando llegó por primera vez a la jefatura de gobierno.

El politólogo Tom Louwerse, quien compila De Peilingwijzer, señala que quien ha salido dañado de los escándalos de estos meses es el progresista D66 y su líder, Sigrid Kaag, que solo se quedaría con entre 14 y 20 escaños, en lugar de los actuales 24.

Otro revés se lo lleva CDA, del ministro de Hacienda, Wopke Hoekstra, que pasaría de los 15 escaños actuales a entre 5 y 9 asientos.

Pero el 2021 está siendo, de lejos, uno de los años más complicados de la carrera política de Rutte. Tuvo que dimitir en enero por un escándalo de ayudas a familias con hijos, a dos meses de las elecciones en las que volvió a ganar. En abril, fue objeto de una moción de reprobación por mentir sobre su intención de "colocar" a un polémico diputado en algún cargo, lo que se interpretó como un intento de sacar a un político crítico del escaño que usó para exigir cuentas a su gobierno.

Sus socios, que presentaron la moción, le dieron entonces la espalda y le instaron a dimitir, pero se negó, prometiendo cambios en la forma de hacer política y argumentó que hay cosas más importantes, como la gestión de la pandemia.

A eso siguieron varias polémicas, pero Rutte salió ileso de todos: el entusiasmo con la idea de que siga siendo primer ministro asciende al 89% entre los votantes del VVD, según las encuestas.