Helena Resano (Pamplona, 1974) marchó a Madrid en 1996. Trabajó inicialmente en Telecinco, luego en Televisión Española, y después pasó a La Sexta, donde presenta los informativos de las 14 horas.

Esta periodista rememora sus primeros años de profesión en los que Navarra generaba principalmente tres tipos de noticias: el terrorismo de los atentados de ETA, los Sanfermines, y “la convivencia política que había tan complicada por culpa de ETA. Con el fin de la banda, eso ha cambiado. Según su percepción, “siempre se nos ha vinculado mucho con investigación”. Sin embargo, cree que Navarra “en muchos sentidos es muy desconocida, pero luego siempre estamos en los ranking de mejores datos de calidad de vida o sistema sanitario”. Últimamente, añade, “nos encontramos en el ranking de los peores datos de covid, y me preguntan mucho por la razón de esto, y es algo un poco incomprensible”.

En cuanto al conocimiento existente en Madrid de la situación política en Navarra, Resano cree que “se simplifica todo mucho”. El discurso que sobresale es el de “un ejemplo más de pacto con la izquierda abertzale, pero se sabe poco de la gestión y poco de lo que supone”. A su juicio, eso también conecta con “nuestra forma de ser de no sacar pecho de lo que hacemos, y de las cosas buenas que hacemos. Somos muy de trabajar y hacer, y si no se cuenta tampoco pasa nada, y hay que contarlo”.

En el debate político, incide, “siempre somos un poco la comunidad utilizada como arma arrojadiza, tanto de un lado como de otro, y se simplifica mucho cuál es el papel de Navarra. Eso también es un poco pecado nuestro”, remarca, “el no contar cómo se hacen las cosas y por qué se hacen así”. En cuanto a la marcha del Gobierno de Navarra, dice no estar en el día a día, pero su “sensación” es “que las cosas se van haciendo sin demasiado ruido”. Para Helena Resano, en general “somos poco de fuegos artificiales y más de gestión, del día a día, y no nos importa mucho si eso nos luce o no nos luce”. La periodista navarra también observa un desconocimiento sobre el régimen foral, “porque al final el debate político lo simplifica y lo instrumentaliza todo, y el ciudadano de a pie se queda con el titular que le vende el político y ya está”.

Resano cree que este déficit comunicativo se traslada a “todos los ámbitos”. También el de la empresa privada: “Hay empresarios que están haciendo cosas pioneras, y no lo cuentan tampoco”. Esa suerte de incomparecencia le da “rabia”, “porque hay cosas que nos venden a bombo y platillo en otro punto de España, y en Navarra llevamos haciéndolo tiempo”. Sin embargo, durante la pandemia, ha constatado la presencia de “mucho investigador navarro visible a la hora de aportar ideas, tratamientos y soluciones. Somos una potencia en ciencias, y eso se nota mucho”.

En lo cultural detecta la misma carencia. “Tenemos una tradición cultural extensísima”, incide, pero por ejemplo, cree que falta proyección del Premio Príncipe de Viana. “Se explica muy poco la importancia histórica que tuvo nuestro territorio”, ahonda. “Incluso en el Camino de Santiago, se conoce muy poco la parte de Navarra. Tenemos auténticas joyas, no lo contamos, y presumimos muy poco. Somos así, sabemos lo que tenemos y tampoco necesitamos que nadie nos lo reconozca fuera”.

En sus visitas a Pamplona, a Helena Resano le llama la atención el crecimiento de la ciudad. Siente “calidad de vida”, y observa la evolución de la convivencia, “completamente diferente” a la del pasado. “Veo cómo están viviendo su adolescencia mis sobrinos y es una gozada, no tiene nada que ver con la nuestra, pendientes de si había manifa o no para ver si ibas a la parte Vieja o no. Ellos ya ni saben que existía eso”.