Mario Amorós (Alicante, 1973), se muestra contento con la acogida de su biografía sobre Pasionaria editada por Akal. No es para menos, en un semestre lleva casi sesenta presentaciones del libro. Este viernes vez tocaba Iruña, donde habló en la librería Katakrak acompañado por el coordinador general de IUN, Carlos Guzmán, la secretaria política del PCE en Navarra, Isabel Burbano, y la nieta de Pasionaria, Dolores Ruiz-Ibárruri.

La figura de Dolores Ibárruri, una mujer dirigente en tiempos tan convulsos copados por hombres, ha dejado huella.

-Sí, es una figura fascinante para el historiador, nacida en Gallarta en 1895, en la cuenca minera vizcaína, que a partir del año 31, cuando se traslada a Madrid, muy pronto se convierte en una de las grandes dirigentes del Partido Comunista, y ya a partir del año 36, en una dirigente política de talla nacional. Más aún, en la Guerra Mundial fue miembro del Comité Ejecutivo de la Komintern, la única mujer, y desde luego, una de las personalidades más importantes del movimiento comunista internacional en el siglo XX, y seguramente, la española más universal del siglo XX. Fue una figura política en su época conocida en los cinco continentes, con una potencia que llega hasta el día de hoy, porque quedó en el recuerdo de las generaciones de españoles más mayores.

Habla de sus cualidades comunicativas, que le impulsaron políticamente. Pero mantener esa influencia en el exilio resulta más llamativo.

-Ella se convierte desde el año 44 en la secretaria general del Partido Comunista hasta 1959, que le releva Santiago Carrillo. Dirige el PCE en el tiempo más difícil, el final de la Segunda Guerra Mundial, los años cuarenta, con el estalinismo en apogeo en Europa del Este, y los años cincuenta, hasta la formulación de la política de reconciliación nacional. La voz de Pasionaria además llegaba a España a través de Radio España Independiente, La Pirenaica, muy estimulante para las personas antifranquistas y para llamar a los militantes comunistas a a no cejar en la lucha por la democracia y la libertad en España. En el libro cuento por ejemplo su viaje a Italia el año 62, donde fue acogida como una mujer legendaria por los italianos. Fue recibida por las más altas autoridades del país. Es una figura colosal en términos históricos que he podido reconstruir a partir principalmente de su archivo personal, que nunca antes se había consultado, y del archivo del Partido Comunista de España.

¿Un archivo personal abundante?

-Bueno, 150 cajas que suman decenas de miles de páginas, con una gran cantidad de documentación inédita, correspondencia con personas muy importantes del movimiento comunista y jefes de Estado. También es muy importante el archivo sobre su vida privada, hay una gran cantidad de discursos, centenares de fotografías... Fue un trabajo titánico que pude hacer en los últimos años.

Aparte de su carisma, ¿cuáles fueron sus luces y sombras?

-Su vida no se puede separar de la evolución del Partido Comunista de España desde el año 31. Las luces son la construcción del frente Popular, a partir del año 35, en una buena medida del movimiento comunista. También la defensa de la República en la Guerra. El Partido Comunista fue el eje de la resistencia republicana contra la sublevación de los militares traidores a la Constitución y a la democracia. Y el esfuerzo por volcar todos los recursos en la creación de un ejército popular capaz de resistir al ejército sublevado apoyado masivamente por las potencias fascistas. También la lucha de Dolores durante la Segunda Guerra Mundial contra el fascismo, con discursos radiofónicos, fundamentalmente. Y durante la larga dictadura franquista, la lucha de los comunistas y de ella por recuperar la democracia en España, como ningún otro partido lo hizo, formulando la política de reconciliación nacional. Las sombras, evidentemente, la adhesión acrítica a la Unión Soviética hasta el año 56, después de la muerte de Stalin. Dolores Ibárruri leyó muy pronto el informe secreto de Kurschev sobre los crímenes de Stalin, que le llevará a un proceso en cierta medida silencioso, privado, pero que se ve reflejado en su discurso político, puesto que a partir de entonces Pasionaria nunca más volvió a nombrar a Stalin en un artículo de prensa o en un discurso público. Además tiene el mérito de que viviendo en el exilio en Moscú, en el año 68, la dirección del PCE, con Dolores presidenta, condenó la invasión de Checoslovaquia. Pasionaria, que vivió aquello como una tragedia política, fue muy contundente en decir que era inadmisible.

Fue símbolo del comunismo en el siglo XX y de sus severas contradicciones que no se reducían al estalinismo.

-Sí, en la historia del comunismo en el siglo XX hay grandes luces, como la lucha contra el fascismo, la construcción de las democracias en Europa Occidental, y los movimientos de liberación en el Tercer Mundo. En el ángulo contrario, en nombre del comunismo se cometieron crímenes atroces y se instauraron regímenes que negaron las libertades. Pero en el caso de Pasionaria y del Partido Comunista de España, prevalece en el balance histórico, desde mi punto de vista, la lucha de siempre por la democracia y la libertad en España.

¿De dónde viene el nombre de Pasionaria?

-Es una historia muy bonita. Ella publicó en el año 18, en el periódico del sindicato minero de Bizkaia un primer artículo de prensa. Era algo increíble que una mujer como ella, de 23 años, ama de casa, casada y ya con una hija, Esther, escribiera artículos en la prensa obrera, pero como pudo estar hasta los 15 años en la escuela, y le gustaba mucho leer, tenía esa capacidad. Ella se casó en el año 16 con Julián Ruiz, un minero socialista. Su familia desaprobó aquel matrimonio, y para evitar que las relaciones con sus padres y algunos de sus hermanos se enfriaran aún más, intentó disimular la autoría de ese artículo, titulado La hipocresía religiosa, con el seudónimo de Pasionaria, que obedecía a que lo publicó en la Semana Santa, la semana de pasión de Jesús en la cruz.

Subraya lo que le marcó la muerte de su hijo Rubén, oficial del Ejército Rojo en plena Guerra Mundial en la batalla de Stalingrado.

-Fue la gran tragedia de la etapa adulta de su vida. Ella alumbró seis hijos, perdió cuatro niñas de forma muy temprana en los años veinte en Bizkaia, y la muerte de Rubén, con 21 años en Stalingrado en 1942 fue una tragedia inmensa. Es verdad que era esperable que en aquellas circunstancias de la Guerra Mundial las posibilidades de morir eran elevadas, sobre todo en aquel momento, cuando Stalingrado tenía 40.000 defensores frente a un ejército alemán que superaba el medio millón de soldados. La muerte de su hijo significó una pena enorme. Visitó Stallingrado, después llamada Volgogrado, en el año 72. Hay una fotografía en el libro donde se tapa la cara con las manos del dolor ante la tumba de su hijo.

¿Cómo vivió Ibárruri, vizcaína, la cuestión vasca, las nacionalidades y la reivindicación nacional?

-Ella se sentía muy orgullosa de sus raíces vascas. Siempre se definió como hija, hermana y esposa de mineros vizcaínos. Además, creció en un entorno eminentemente obrero, pero también con peso del carlismo. Sus padres eran carlistas y defendían los fueros. El Partido Comunista hasta principios de los años setenta defendía el derecho a la autodeterminación de las nacionalidades históricas. Dolores Ibárruri tiene incluso un librito en el año 71 sobre la cuestión nacional, titulado España, estado multinacional, donde aún defendía ese derecho a la autodeterminación. Eso decae a partir del año 75 en el PCE, y con la legalización del año 77. Una reivindicación histórica, desde los años treinta, con el PC de Euskadi. Dolores Ibárruri no era euskaldun de nacimiento, aprendió palabras en euskera, tenía un diccionario de euskera en Moscú, pero lo esencial es que siempre recordó y se sintió orgullosa de sus raíces vizcaínas y de la historia de los mineros de Bizkaia.

Usted ha escrito biografías sobre Allende y sobre Pinochet. ¿Cómo ve la llegada de Boric al poder y el futuro inmediato de Chile?

-Estuve allí en enero, trabajando, después de dos años y medio que no iba, y encontré una gran esperanza con el nuevo Gobierno y la victoria tan impresionante en la segunda vuelta de Boric después de la rebelión popular del año 19 y la apertura del proceso constituyente. Chile es un país muy peculiar con un modelo neoliberal impuesto por Pinochet desde el año 75, que se ha llevado al extremo. El propósito de Boric y su Gobierno es superar ese modelo y construir una especie de Estado de Bienestar: pensiones de calidad, sanidad universal, educación gratuita en la universidad, derechos laborales... Es un empeño muy noble, pero será un camino difícil, porque hay grandes intereses económicos en juego que se ven perjudicados, dispuestos, imagino, a defender sus privilegios. Acaba de arrancar el Gobierno, con una voluntad de cambios y de transformaciones importante. El presidente Boric lo dijo al asumir el mando de la nación, y ojalá que tenga éxito, porque ningún pueblo se merece vivir en un modelo tan extremo y tan antisocial como el que impuso Pinochet, y que continúa hasta hoy.

“En el balance histórico de Pasionaria y del PCE prevalece la lucha de siempre por la democracia y la libertad en España”

“A los 23 años Dolores Ibárruri intentó disimular la autoría de un artículo, publicado en Semana Santa, con el seudónimo de Pasionaria”