Último tramo de entrevista al periodista Miguel González, para hablar sobre la segunda vuelta de las elecciones francesas y de algunas otras coordenadas sobre las que se sitúa Vox. A su juicio, tras el procés, este partido intentó explotar la pandemia, y ahora lo intenta con la inflación y la Agenda 2030, "que convierten en un tótem de una gobernanza mundial a la que "atribuyen todos los males".

Jornada electoral clave en Francia, que puede influir aquí.

-La ultraderecha parte de un 30% en la primera vuelta, sumados Le Pen y Zemmour, que es aproximadamente e lo que logró en la segunda vuelta en 2017. Con respecto a entonces hay una diferencia fundamental. En ese momento aún no había gobernado Macron. Pero ahora sí, y estoy seguro que muchos franceses, cuando le oyen hablar, contrapondrán sus palabras a su gestión. El riesgo para Macron es que esta segunda vuelta se convierta en un plebiscito sobre su gestión. De ahí por ejemplo la dificultad para que Mélenchon diga voten a Macron, no solo no voten a Le Pen. Dicho lo cual, creo que va a ganar Macron, pero incluso aunque gane, tenemos que considerar varias cosas: Ya se ha consolidado en el imaginario colectivo que la alternativa a Macron es la ultraderecha, eso es un plus muy inquietante. ¿Qué va a pasar dentro de cinco años? Porque ya no se podrá presentar Macron, y su partido prácticamente no existe. Los partidos tradicionales franceses están devastados, y en cambio el único partido que seguramente va a estar dentro de cinco años y cada vez más consolidado es Reagrupamiento Nacional. Esperemos que gane Macron, pero el riesgo que de aquí a cinco años acabe gobernando la ultraderecha en Francia, lo cual significaría una crisis quizá casi letal para el proyecto europeo, es muy real y cada vez más.

¿Hay en Vox una reminiscencia de la autarquía?

-Hay jóvenes bien formados que hablan con una cierta mentalidad conspiranoica, que se ha visto mucho en el tema de la vacuna, pero se extiende a más temas. Vox siempre necesita un enemigo. Una vez pasada la ola del soberanismo catalán su enemigo expreso es la Agenda 2030, que la mayoría de la gente no conoce, pero que la convierten en el tótem con el que quieren simbolizar la gobernanza mundial, un orden mundial multilateral: la Unión Europea, la ONU o las tecnológicas. Y la Agenda 2030 no es más que la agenda de desarrollo sostenible de Naciones Unidas.