Tras una campaña ciertamente atípica, con polémicas abiertas como los casos de compras de votos en diversos puntos de la geografía –Melilla o Mojácar, por ejemplo–, el escenario del 28-M se vislumbra repleto de interrogantes para una cita con las urnas a la que están llamados alrededor de 25 millones de ciudadanos del Estado. Ni siquiera las encuestas apuntan a un ganador: mientras el último sondeo flash del CIS apunta a que el PSOE recorta su ventaja sobre el PP casi hasta empatar; sin embargo, otras prospecciones dan como claros vencedores a los populares. El fondo de la cuestión es dilucidar qué formaciones gobernarán en Valencia, Aragón o la Comunidad de Madrid (la duda radica en si Díaz Ayuso logrará o no gobernar en solitario) y en ciudades estratégicas como Barcelona, Zaragoza, Sevilla o la capital estatal.

En principio, la Comunidad Valenciana es el punto caliente de estas elecciones municipales y autonómicas. El desembarco de los principales líderes políticos –Feijóo, Sánchez o Díaz– augura una reñida batalla en la que el PP aspira a recuperar uno de sus principales feudos, que además le permita instalarse en la posición de cabecera para las elecciones generales que se otean en el horizonte. La clave para que el socialista Ximo Puig o Joan Ribó (Compromís) reediten sus gobiernos –uno de la comunidad, el segundo en la ciudad de Valencia– puede estar en el apoyo que obtendrá Podemos. Otro tanto se puede augurar en otros territorios como Baleares o Aragón, donde Lambán también se juega su futuro. Tanto Carlos Mazón como Jorge Azcón –ambos el PP; uno de en tierras levantinas y otro en suelo aragonés– se encuentran al acecho.

La misma incertidumbre reina en las ciudades de Barcelona o Sevilla, donde existen varias alternativas de gobierno. En la siempre impredecible capital catalana, tres son los líderes políticos que aspiran a hacerse con el mando –Collboni (PSC), Trias (Junts) y Colau (Barcelona en Comú)– en un escenario que se augura endiablado, mientras que en las ciudades andaluzas el PP aspira a fortalecer su victoria de las autonómicas del pasado año y romper así la posición hegemónica del socialismo en la comunidad autonómica del sur. Con empates técnicos entre socialistas y populares, todo indica que las posiciones de las formaciones de izquierda y de Vox podrían inclinar la balanza.

Donde el panorama parece ser algo más claro es en Castilla-La Mancha o Extremadura, donde dan como claros vencedores a los socialistas Emiliano García Page y Guillermo Fernández Vara, que acumularían ambos su tercera legislatura consecutiva. En cuanto a La Rioja o Murcia, el PP se haría con la victoria. El único interrogante es saber cuántos votos procedentes de Ciudadanos absorberá el partido conservador.

Ayuso arrasa

Por último, donde quedan pocas dudas por despejar es en la Comuniad de Madrid y su capital. Feudo de la presidenta Isabel Díaz Ayuso, agitadora de la campaña allí donde se encuentre –vino a Bilbao a hacer lo propio–, el último conejo que se ha sacado de la chistera ha sido agitar el miedo a un pucherazo. Parece que esas tácticas le dan réditos: se queda a escaso margen de lograr la mayoría absoluta en la Asamblea, lo que le permitiría gobernar sin tener que echar mano de Vox. En la capital las cosas son diferentes. De hecho José Luis Martínez-Almeida deberá apoyarse en el partido de ultraderecha para mantener su posición.

28-M

Por poco. Valencia y Aragón centran el foco del interés electoral, donde la pugna PSOE-PP es muy reñida. Barcelona también se presenta muy dividida.

Ayuso. La presidenta podría llegar incuso a la mayoría absoluta. Tampoco parece peligrar la continuidad de los socialistas Page o Fernández Vara en Castilla-La Mancha y Extremadura.