pamplona - Jaime Brunet Romero (Hendaia, 1926-San Sebastián, 1992) creador de la fundación que lleva su nombre era primo carnal de la madre de Joaquín Mencos Doussinague, presidente del jurado que otorga el premio y vicepresidente de la Fundación Brunet. Así lo recordó ayer a preguntas de periodistas. Jaime Brunet dejó al morir una herencia de 1,6 millones de euros para fomentar los derechos humanos. El dinero, colocado en bolsa, en acciones de una única entidad bancaria, ha sido objeto de acertadas inversiones cuyos resultados superan hoy el capital inicial lo que permite continuar los deseos del donante e incluso ampliar los premios al estudiantado, explicaron los miembros del jurado.

Jaime Brunet, precisa la UPNA, nació en una familia de emprendedores catalanes que se había asentado en el siglo XVIII en Gipuzkoa (donde desarrolló una importante actividad industrial). Educado con un talante liberal y crítico con la época que le tocó vivir, fue encaminado a la carrera de Derecho por su padre, Jaime Brunet Goitia, jefe local del Partido Republicano que llegó a ser teniente de alcalde del Ayuntamiento de San Sebastián, donde ya habían ocupado la alcaldía su abuelo y bisabuelo. Cursó sus estudios en la Universidad de Valladolid, donde ejerció como profesor ayudante.

Su afición destacada por la lectura se acompañó por el interés de aprender idiomas, con los que pudo desenvolverse con facilidad en sus numerosos viajes, que le llevaron, a pesar de las dificultades de su tiempo, a recorrer más de treinta países. En estos viajes, según indicaba ayer Joaquín Mencos, captó y comprendió cuánta discriminación y violencia, cuánto abuso de los poderosos sobre los débiles existen aún en nuestro siglo, y con qué facilidad se conculcan diariamente los derechos más elementales de la persona humana.

En los últimos años de su vida, su sensibilidad por la situación de los derechos humanos y la defensa de la libertad del ciudadano se convirtieron en su constante preocupación. Al no tener descendencia directa, y movido por sus sentimientos que le rebelaban contra las actuaciones injustas, decidió legar su fortuna para crear, a su fallecimiento, la fundación que, con su nombre, se dedicara a divulgar los derechos humanos y a premiar a quienes, por su trabajo en defensa de ellos, se hicieran merecedores de este reconocimiento. De este modo, se creó la Fundación Jaime Brunet Romero, con residencia en la UPNA. - L.C.