pamplona - El último de la quincena de policías municipales que declararon ayer ante el jurado popular del crimen de Corralillos fue el encargado de trasladar al acusado al servicio de Urgencias del hospital. Le tenían que curar varias heridas antes de que fuera detenido. Tenía la nariz rota, el labio hinchado, golpes en los pómulos y un mordisco en la pierna. Este agente manifestó que en la sala de espera del CHN conversó con el procesado, que de forma espontánea “se preocupó por lo que había pasado y me preguntó si el chaval estaba bien”. También detalló que el acusado le contó que esa noche había discutido con su esposa y que, por eso, se solía ir a dormir a la furgoneta. “Una vez dormido, me dijo que había escuchado cómo alguien abría la puerta del vehículo, gritaba soy El Elegido, te voy a matar y se abalanzaba sobre él. No sabía distinguir si se trataba de un sueño o no. Recordaba que la pelea había sido muy larga entre los dos y que, en un momento, había conseguido aplacar al joven. Él contaba que le llegó a decir que si se marchaba de allí no iba a llamar a la Policía, pero que al aflojarle al chico, este volvió a agredirle y le mordió en la pierna. Y entonces fue cuando cogió el cinturón y lo estranguló hasta que dejó de moverse. Afirmó que lo había incorporado un poco y que había escuchado un ruido, por lo que pensaba que estaba consciente y vivo”.

LA MISTERIOSA FOTO DE LAS 2.42 Otro de los policías, que analizó el móvil del procesado, precisó que este había efectuado la llamada al 112 a las 2.55 horas y que, después, intercambió tres llamadas con su esposa para informarle supuestamente de lo ocurrido. De hecho la mujer también se presentó en el parking, al igual que la familia de la víctima. Sin embargo, nadie ha conseguido aclarar por qué a las 2.42 horas el teléfono del acusado hizo una foto negra, sin contenido. - E.C.