MADRID - Ha escrito y opinado mucho sobre la eutanasia. ¿Cómo conoció el caso de Maribel Tellaetxe?

-Conozco a Txema y a su familia de toda la vida y tengo claro que mi apoyo a ellos será incondicional. Llevó muchos años pidiendo que se regularice la eutanasia y seguiré haciéndolo.

Usted diferencia claramente la eutanasia de la muerte digna?

-El término muerte digna es muy amplio y la Iglesia lo llega a utilizar contra la eutanasia. La muerte digna es esa que se da bajo un prisma cristiano de morir dignamente: acompañado, en paz... Por su parte, la eutanasia es aquella muerte en la que el individuo decide sobre su cuerpo, sobre su final en un momento en el que, además hay motivos de sobra para pensar que esa persona sólo va a sufrir.

Maribel Tellaetxe dejó claro en sus últimas voluntades en qué momento quería dejar de vivir.

-El suyo es un caso clarísimo porque ella decidió el momento de su final estando en plenas facultades y siendo apoyada por su familia. Hay razones de sobra para que Maribel no sufra más. Está claro que su final ha llegado porque está muerta en vida.

Un cuarto de siglo después del mediático caso de Ramón Sampedro no hay cambios normativos.

-Es terrible que no se haya avanzado nada normativamente. Es indignante que otras cuestiones más superfluas para la ciudadanía ocupen las primeras páginas y este tema no esté entre las prioridades políticas. Los responsables son los políticos.

Filosóficamente, la de poner punto final a la vida no es una decisión fácil.

-Es una decisión complicadísima, durísima, sobre todo desde el punto de vista emotivo. Mi esposa falleció de un melanoma terrible y teníamos muy claro qué camino queríamos seguir. Si uno está sufriendo y la situación es irreversible es lógico querer acabar con ese sufrimiento.

Se puede acabar con la vida de un animal en estado terminal y no con la de una persona aunque lo pida...

-Eso es otra cuestión increíble. Hay que luchar contra el sufrimiento, también en los humanos. La medicina no está preparada para que seamos inmortales, sino para aliviar el dolor. Por su parte, la ética tiene como objetivo fundamental que vivimos mejor? Y vivir mejor no es hacerlo más tiempo, sino con más calidad.