PAMPLONa - El hombre que fue condenado en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra la semana pasada por una agresión sexual ocurrida hace 16 años sabía lo que se hacía cuando desapareció de la escena. El encausado había sido detenido por la Guardia Civil en 2003 cuando ocurrieron los hechos y tuvo que prestar declaración en el juzgado de instrucción que investigó la causa. Una vez que esta finalizó, y cuando estaba a punto de fijarse la fecha para la celebración del juicio, el acusado ya había puesto pies en polvorosa. El 2 de noviembre de 2016 fue declarado en rebeldía y el procedimiento judicial quedó archivado provisionalmente hasta que se diera con su paradero. Y nada se había sabido de él hasta que el año pasado a la Gendarmería francesa se le activó una alerta cuando le paró en un control de carreteras. La orden de detención internacional cursada contra este hombre, que ahora tiene 36 años pero que solo contaba con 20 cuando ocurrieron los hechos, tuvo su efecto. El arresto del procesado se puso en conocimiento de la Fiscalía navarra y del tribunal que tenía pendiente su procesamiento y que decretó su inmediato ingreso en una prisión española. El riesgo de fuga era tan evidente que no cabía otra medida de seguridad. El hecho de que la causa estuviera instruida por completa solo a falta de la vista ayudó a agilizar el señalamiento. - E.C.