Pamplona - Dos agentes de la Policía Municipal de Pamplona y dos socorristas salvaron la vida ayer a un hombre en el Aquavox de San Agustín después de que este sufriese una parada cardiorrespiratoria mientras practicaba ejercicio en el gimnasio. Se trata de un varón de 42 años usuario habitual del centro y que practica deporte con regularidad.

La socorrista del Aquavox, Maite Luquin, fue la primera en atender al hombre, que se encontraba tendido en el suelo junto a una máquina de musculación y presentaba un golpe sangrante en la cabeza. Junto a ella también acudió a la llamada otra de las socorristas del centro, que no tenía que trabajar pero se encontraba entrenando en la piscina. “Al principio respiraba con normalidad y creía que se había desvanecido por el golpe, así que intenté hacerle reaccionar mientras mi compañera iba a por el botiquín, pero poco después empezó a hacer respiraciones agónicas”, recuerda. La buena fortuna hizo que justo en ese momento dos agentes de la Policía Municipal llegasen al lugar. Estos recibieron el aviso cuando se encontraban junto al centro deportivo trabajando dentro del dispositivo de la Korrika. “En cuanto llegaron comenzaron con la reanimación cardiopulmonar y yo bajé corriendo a por el desfibrilador”, señaló la socorrista.

Siguiendo el protocolo, realizaron una descarga y continuaron con la RCP hasta que llegaron las asistencias sanitarias. “Nos fuimos turnando para poder descansar”, indicó señalando que ella principalmente se dedicó a despejar sus vías respiratorias, ya que el hombre vomitó durante el proceso. Tras su llegada, se hicieron cargo del deportista los servicios sanitarios, que lo trasladaron al Complejo Hospitalario de Navarra estable aunque inconsciente. “Por lo que sé está bien y continúa ingresado en la UCI -comentaba ayer por la tarde-. Se que hicimos todo lo que pudimos, pero hasta que no vuelva a verlo bien no me hoy a quedar tranquila”.

Fue otro usuario del gimnasio quien dio la voz de alarma en recepción, desde donde de inmediato avisaron a la socorrista. “Desde que me avisaron hasta que le hicimos la descarga pudieron pasar unos tres minutos”, calculó destacando la importancia de la rapidez en estas circunstancias.