MADRID. La Guardia Civil ha asestado un importante golpe a varios grupos delictivos dedicados a la pesca ilegal de siluros y carpas en el Ebro cuyo destino era Rumanía, en una operación que se ha saldado con 23 detenidos e investigados y 8,8 toneladas intervenidas de pescado no apto para el consumo humano.

Se trata de la culminación de la operación "Glanis", coordinada por Europol después de que la Policía rumana pidiera al Seprona de la Guardia Civil que investigara la procedencia de los siluros y carpas que se comercializaban en Rumanía sin las garantías sanitarias y que estaban causando un problema de salud pública.

En total, según ha informado hoy la Dirección General de la Guardia Civil en una nota, se han incautado en las distintas fases de la operación 8.888 kilos de esos pescados, capturados de manera ilegal en las zonas más recónditas del río Ebro en Aragón y en embalses de Zaragoza y Huesca.

Como resultado de las pesquisas, que se iniciaron en julio del año pasado, los agentes del Seprona han detenido e investigado a 23 personas de nacionalidad rumana, integrantes de varios grupos delictivos y a los que se les acusa de delitos contra la salud pública, contra la protección de la flora y la fauna, falsedad documental y pertenencia a organización criminal.

Esta pesca ilegal resultaba un negocio lucrativo para la organización que, según los cálculos de los investigadores, podía mover con esta actividad 100.000 euros al año.

Fuentes cercanas a la investigación han indicado a Efe que las autoridades policiales rumanas dieron cuenta también de que la mercancía, que llegaba a ese país en furgonetas isotermas matriculadas generalmente en Rumanía pero también alguna en España, portaba documentación falsa respecto a su procedencia.

De este modo, daban apariencia de legalidad a la mercancía si lo furgones eran interceptados en algún punto del recorrido.

Las mismas fuentes han precisado que la pesca ilegal se realizaba generalmente por la noche, en las zonas más recónditas del Ebro y de los embalses, por pescadores que utilizaban artes prohibidas en el río, como grandes redes o más de dos cañas por persona.

Incluso, han añadido, los detenidos habían realizado pasillos entre la maleza para acercar los vehículos, cargar el pescado amontonado y transportarlo hasta naves cercanas para almacenarlo en malas condiciones hasta su envío a Rumanía.

Un traslado que se efectuaba en viejas furgonetas isotermas que transportaban alrededor de 600 kilos, aunque en algunas de las intervenciones que se han practicado a lo largo de la operación la Guardia Civil ha llegado a incautar partidas de hasta 3.000 kilos de carpas y siluros.

En las naves, los miembros del grupo delictivo evisceraban el pescado sin ningún tipo de control sanitario, lo limpiaban y lo introducían en cajas con hielo para su posterior traslado en esas furgonetas, donde empeoraban las condiciones de conservación.

Durante la operación, se han intervenido 10 furgones, así como barcas, remos, cañas, redes de grandes dimensiones, básculas de pesaje y muchas herramientas relacionadas con la pesca.

Inspectores del servicio de Sanidad del Gobierno de Aragón han participado en el control de las aprehensiones y en todos los casos han declarado que el pescado transportado no era apto para el consumo humano, por lo que se ha procedido a su destrucción.

Las fuentes consultadas han resaltado la cada vez mayor presencia de ese tipo de grupos delictivos en el Ebro, que trabajan de forma estructurada para una organización criminal.

Según ha podido saber Efe, algunos pescadores nutren de esos ejemplares a estos grupos y los venden a 10 euros el kilo.

Este tipo de pescado apenas se consume en España, donde el siluro ha aparecido como especie invasora y se reproduce muy rápido. Sí es muy habitual en el Danubio y en Rumanía se consume de forma habitual.