“Siéntate, participa y cuéntanos”. Bajo este lema, Acodifna, la asociación de personas con discapacidad física de Navarra, pretende todos los años que ciudadanos que no forman parte de su colectivo se metan por un rato en la piel de las personas que lo conforman. Para ello, y junto con la colaboración de las organizaciones Ibili y Amimet, ayer volvieron a instalar un puesto en la plaza del Castillo con sillas de ruedas para todo aquel que deseara empatizar con unas partidas de botxas, pin-pon, baloncesto o un simple paseo sobre cuatro ruedas.

Se trata de una experiencia común para Santiago Rodríguez, presidente de Acodifna y sabedor de primera mano de que “hay edificios públicos que a día de hoy siguen sin estar adaptados”. Por eso, la gerente de la asociación, Miriam Nepote, explicó que se les ocurrió hace casi una década “plantear recorridos urbanos en silla de ruedas para que la gente viera la dificultad”.

Gracias a este y otros impulsos, Rodríguez observa que “en los últimos 20 años se ha mejorado mucho”. “La semilla ya ha calado en la gente, aunque los cambios son lentos y a uno le gustaría conocerlos en vida”, deseó.

Esos cambios son el producto de la adaptación de espacios como comercios, calles, transporte o edificios para reducir el esfuerzo por acceder de la propia persona con discapacidad. Faustino Fernández lo sabe muy bien desde que hace 20 años se quedó en silla de ruedas a causa de un accidente laboral. Entonces, se fue al Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo a reaprender cosas como “pasar al coche o a la cama” y terminar con la total autonomía que tiene actualmente. Al año del accidente se metió en Acodifna, donde se siente ayudado por estar con lo que califica “mi gente”. “Eres uno más”, sentenció.

Eso es lo que trató de intentar ayer la asociación: que entre todas y todos se sentaran y participaran del giro a la rueda en dirección a una movilidad que no sea adaptada, sino normalizada. Es decir, una movilidad con la que las personas con discapacidad puedan contar en vida.