pueyo - El granizo, el viento y la lluvia se llevaron por delante la carretera de acceso a Pueyo, uno de los lugares más recurrentes por los vecinos de la comarca, que pasan por ahí para ir y volver de sus empleos. La carretera N-121, en su paso entre Tafalla y la localidad de Pueyo, sufrió uno de los mayores impactos de las inundaciones que dejaron como resultado un socavón en el asfalto.

Ayer las labores de limpieza y relleno del gran agujero se entremezclaron con las de reconstrucción de El Maño. El tradicional restaurante, con casi sesenta años de historia, ya no estaba inundado, sí se podían ver los electrodoméstico en la calle, a pie de la carretera, destruidos.

Sobre el terreno trabajaban los expertos de Conservación de Carreteras, analizando la situación y decidiendo qué medidas tomar contra el aislamiento que están sufriendo algunos vecinos en la zona. “Estamos analizando la idea de crear dos pasos provisionales para que los vecinos de la Valdorba y de toda la zona, si lo necesitan, puedan pasar por este tramo afectado sin ningún riesgo y sin tener que dar una vuelta que suponga mucho tiempo”, explicó Ignacio Nagore, director de Obras Públicas del Gobierno de Navarra.

Una decisión que facilitaría el día a día a los vecinos que no pueden dejar de pasar por la zona afectada y que, de otra manera, amplían su recorrido en muchos kilómetros. Nagore confirmó que las labores de restauración de la zona tardarán más de un mes y que se alargarán hasta poder llegar a los dos meses para poder utilizarlo de manera habitual. El equipo trabajó ayer sin descanso en el análisis del terreno y se dedicó a sacar los restos de la antigua carretera y de los que llevó la riada hasta el socavón para después poder rellenarlo de nuevo con gravilla.

Además, el equipo de Obras Públicas hizo volar un dron sobre la zona para poder analizar la topografía con detalle y así tener una base técnica sobra la que trabajar. “Esto lo que nos facilita es conocer las dimensiones y el tamaño concreto del agujero para saber qué es lo que hay y cómo lo podemos afrontar”, explicó el técnico.

La situación para el equipo técnico y los trabajadores que emplean su tiempo de manera incansable ha sido complicada. “El lunes fue un día muy duro, tuvimos que organizar la carretera, cerrar todas las entradas, redirigir a las personas e incluso imprimir centenares de carteles para la señalización nueva”, confesó Ignacio Nagore. Una labor sin descanso que se alargará todo el verano. “Hay personas, empleados que solo han dormido dos horas desde el lunes”, manifestó ayer.