pamplona - El Tribunal Superior de Justicia de Navarra (TSJN) ha confirmado una pena de ocho años de cárcel a un vecino de la Comarca de Pamplona de origen sudamericano por un delito continuado de abuso sexual con penetración que cometió sobre su sobrina, de 21 años y que presenta una minusvalía física y psíquica del 65%.

El condenado recurrió la sentencia de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Navarra al entender que la declaración de la víctima no debía haberse dado por válida por el tribunal, pero sin embargo el TSJN afirma que reúne las condiciones necesarias para enervar la presunción de inocencia. Asimismo, el hombre negó que se hubieran producido las relaciones sexuales que se le imputaban y, añadió, que en cualquier caso, si estas hubieran ocurrido habrían sido mediando el consentimiento de la joven. Ahora, el TSJN desestima la apelación interpuesta por la defensa porque entiende que el testimonio de la víctima constituye prueba de cargo suficiente. La Sala tampoco aprecia un móvil espurio en la denuncia y subraya la verosimilitud del testimonio de la joven, que se mantuvo persistente todo el tiempo y que fue respaldada por dos psicólogas que apreciaron que la víctima presentaba síntomas congruentes con un diagnóstico de reacción a estrés agudo.

Los episodios de abusos tuvieron lugar durante los primeros meses del 2017, aunque fue en abril de ese mismo año cuando se descubrió el delito al escribir la víctima una carta en la que contaba que se había acostado con su tío y el temor que tenía de estar embarazada. La joven hizo entrega de la carta a una amiga de clase, llegando a manos de la orientadora del centro donde la víctima estudiaba, a quién narró los abusos sexuales sufridos. Aquel día la joven y su padre denunciaron los hechos.

cuatro episodios de abusos El pasado mes de febrero la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Navarra confirmó los cuatro episodios de abusos que el encausado cometió sobre su sobrina, en dos de los cuales hubo penetración. El acusado se favorecía de que se dieran ocasiones en las que estar a solas con su sobrina y así aprovechar para abusar de ella. El primer episodio se produjo cuando la joven paseaba a su perro por el parque y el acusado se le acercó y le insistió en que se aposentaran en un banco. Hizo que la joven se le sentara encima y comenzó a abrazarla y a besarla en la boca. En otra de las ocasiones la víctima y su hermana fueron a casa del tío de las dos para ver una película, cuando el condenado hizo que su otra sobrina fuera a buscar la cena, para así quedarse a solas con la víctima. Una vez se quedaron solos en el domicilio, el acusado llevó a la joven a su habitación donde la penetró vaginalmente. El tercer episodio sucedió, igualmente, cuando las dos hermanas fueron de excursión con su tío, que aprovechó para “jugar al escondite” y, al alejarse de su otra sobrina, volvió a besar a la víctima. Los últimos abusos por los que se le condenan ocurrieron con ocasión de la celebración de una barbacoa, y allí fue cuando el encausado se llevó a la joven a su casa con la excusa de coger una parrilla. Una vez más, el hombre mantuvo relaciones sexuales con penetración que no fueron consentidas por la víctima.

Acorde al informe psicológico, debido a su minusvalía, la joven tiene una edad mental que se correspondería con los 11-12 años, presentando tendencia a ser manipulada y careciendo de la capacidad para consentir relaciones sexuales, si no es con personas con características similares a las de ella, condición de la que el acusado estaba al tanto.