LOGROÑO. Una mutación genética es la responsable de la pérdida de color de la uva en la variedad garnacha blanca, lo cual potencia el carácter aromático floral, de fruta blanca y herbáceo que caracteriza a los vinos blancos, según se ha constatado en una tesis doctoral desarrollada en la Universidad de La Rioja (UR).

Maite Rodríguez Lorenzo ha obtenido el grado de doctora con su tesis "Estudio del origen genético de la variedad de vid garnacha blanca, de su diversidad fenotípica y de los efectos moleculares asociados a la variación en el color de la uva", por la que ha obtenido la calificación de sobresaliente "cum laude" con mención internacional.

El estudio del origen genético de la garnacha blanca ha exigido analizar más de setenta muestras procedentes de Navarra y La Rioja, caracterizando la región del ADN en la que se encuentran los genes que regulan el color del hollejo, ha detallado este martes la UR en una nota.

La tesis demuestra que la desaparición de estos genes origina la pérdida de color de la uva, ya que son los responsables de la síntesis de antocianos, pigmentos tintos que determinan la coloración del fruto.

Esta menor coloración de la piel altera el microclima que se produce en cada grano, dado que, al ser más claros, reciben más luz en el hollejo y en la pulpa, y se calientan menos que en las variedades tintas.

"Como defensa ante estas condiciones âexplica Rodríguez- las uvas producen más moléculas fotoprotectoras y antioxidantes alternativas, como carotenoides (responsables de las gamas de color amarillo) y terpenos (moléculas volátiles del aroma) y acumulan, así, una mayor concentración de precursores aromáticos".

Ha indicado que, aunque existen otros factores a tener en cuenta, estos cambios en la composición de las bayas pueden contribuir al carácter aromático floral, de fruta blanca y herbáceo que caracteriza a los vinos blancos.

Rodríguez, para llegar a estas conclusiones, ha realizado un estudio comparativo entre uvas de garnacha blanca y garnacha tinta; así como entre tempranillo blanco y tempranillo tinto.

Los resultados son aún más evidentes en estas dos últimas variedades, debido al color más oscuro de las variantes tintas en empranillo, según la investigadora, quien también ha incluido en su tesis un análisis morfológico de los racimos en una colección de muestras de garnacha blanca.

En su investigación doctoral, ha estudiado si eran más o menos compactos y su nivel de producción, tras lo que ha concluido que la mutación responsable de la perdida de color de la uva no afecta directamente a estas características, aunque sí es posible una selección clonal que mejore su calidad.

Ha recordado que la garnacha blanca es una variedad de uva blanca derivada de la garnacha tinta, que surge de manera natural cuando, espontáneamente, se produce la mutación identificada en esta tesis; y ambas variedades se caracterizan por problemas en el cuajado de los frutos que limitan su producción.

La tesis de Rodríguez ha sido financiada a través de una beca de formación del Gobierno de Navarra y de un contrato pre-doctoral FPI de la Universidad de La Rioja, en el marco de un proyecto Retos (BIO2017-86375), financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

Durante el último trimestre de 2017, la investigadora realizó una estancia en el Institut des Sciences de la Vigne et du Vin (ISVV) de Burdeos (Francia).

Esta tesis se ha desarrollado en el marco del programa de Doctorado "'Enología, Viticultura y Sostenibilidad", del Departamento de Agricultura y Alimentación de la UR, y se ha llevado a cabo en el Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino (ICVV) y en la Sección de Viticultura y Enología del Gobierno de Navarra (EVENA).

Ha estado dirigida por José Miguel Martínez Zapater y Javier Ibáñez Marcos, del ICVV; y Pablo Carbonell Bejerano, del Max Planck Institute for Developmental Biology. EFE.

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