Las decenas de miles de personas que acudieron al Nafarroa Oinez que se celebró ayer en Tudela vivieron una fiesta del euskera para gusto de todos los públicos pero con un denominador común, el estar pendientes de un cielo que, amenazante desde las primeras horas, descargó finalmente una intensa lluvia a mitad de la tarde que aguó la fiesta a los protagonistas de los últimos eventos de la jornada, programados a las 17.30 horas.

Sin embargo, durante gran parte del día y a pesar de mirar de reojo siempre hacia arriba, tanto los llegados en el mismo día de diferentes puntos de la Comunidad Foral como de la CAV e Iparralde como los más previsores, que acudieron los días anteriores en decenas de caravanas que coparon el aparcamiento habilitado para ellas, pudieron disfrutar de varias horas de actividades en las cuatro áreas -Argia, Etorkizuna, Aniztasuna y Alaitasuna- sin tener que preocuparse del agua caída ni del barro formado con el que finalizó el día.

Con un original comienzo después del acto protocolario, la explosión del chupinazo abrió la música de la banda que acompañó a los autoridades hasta la entrada del área 1, donde ya se encontraban centenares de niños y niñas que disfrutaban del área patrocinada por DIARIO DE NOTICIAS y que albergaba hinchables y diferentes juegos infantiles.

Mientras los más pequeños probaban su puntería ya fuese lanzando pelotas o pescando con imanes, hacían manualidades, corrían con toros de carretilla o ponían sus mejores caras en los photocall habilitados, los padres y madres disfrutaban de la oferta de comida y bebida que hacía más amena la espera hasta que a sus txikis les tocase el turno para entrar a las atracciones.

Los poco más de tres kilómetros de recorrido, ambientados por la música festiva que salía de los altavoces, eran un continuo ir y venir de gente especialmente en la entrada más cercana al aparcamiento de autobuses, donde llegaron casi 90 autocares tanto de distintas localidades como de Tudela, desde donde se habilitaron lanzaderas que partían desde la estación de autobuses.

Muchos de los jóvenes que llegaron por esa vía se dirigieron directamente al segundo área, donde los grupos Pimiento Radikal y Trikidantz hicieron bailar a los miles de asistentes a sus conciertos mientras otros probaban su resistencia ante los movimientos del toro mecánico.

Fue en esa zona, por ser el área donde más adolescentes se congregaban, donde Cruz Roja instaló su hospital de campaña, que desde el inicio de la fiesta tuvo que atender diferentes situaciones, destacando un traslado al Hospital de Tudela por una posible fractura de tobillo. En total, 28 personas formaron parte del dispositivo, presente en las cuatro áreas con al menos un médico y una enfermera en cada una de ellas.

También presente por primera vez en todos los espacios del Oinez estuvo el Punto Violeta, que ofreció información sobre la actuación ante cualquier tipo de agresión sexista. Ocho mujeres en total, dos por punto, ofrecieron su ayuda a quien lo solicitó, además de tener la función preventiva visibilizando el problema.

La lluvia respetó también a los participantes del Erronka, el reto entre ikastolas que saltaba de área a área haciendo diferentes pruebas. Finalmente, el premio se quedó en casa, y los representantes de la ikastola Argia pudieron resguardarlo antes de que comenzase la tormenta.