PAMPLONa - Hoy volverán -rodeados de miles de personas, de alientos que no cesan y bien acompañan en el tiovivo emocional que supone esta causa-, al lugar del que nunca tuvieron que irse. Este periódico reunió y entrevistó ayer a Antxon Ramírez de Alda (padre de Adur, condenado a 8,5 años de prisión), Edurne Goikoetxea (madre de Ainara Urkijo, condenada a 18 meses de cárcel por amenazas y desórdenes públicos), Gotzon Urrizola (padre de Aratz, condenado a 4 años y 2 meses) y Aritz Leoz, alma máter de la plataforma Altsasuko Aske y organizador de las movilizaciones. Sienten que hoy volverá a ser un día grande de abrazos, solidaridad, cariño y respuesta ante la injusticia.

Seguro que no ha sido un mes fácil tras conocerse la sentencia del Supremo. Toca levantarse y volver a dar la cara.

ANTXON RAMÍREZ DE ALDA: -Después de que hace un mes se diera a conocer la sentencia, vimos de inmediato que la situación no había cambiado y que era nuestro deber dar una respuesta y buscar otra vez la complicidad y el apoyo de la sociedad para mostrar en voz alta y con una amplia visibilidad nuestro desacuerdo con dicha sentencia. No ha cambiado la situación y al final se ha cumplido lo que en un principio tenían pensado, castigar a ocho jóvenes. A partir de entonces tratamos de dar una respuesta a eso y llevamos ya un tiempo trabajando en ello. Ayer constatamos en el pueblo a cantidad de gente que preparaba camisetas para vender, que hablaba de los autobuses o la formación de grupos de trabajo para mañana. Estamos ilusionados con que mañana (hoy) vayan a participar miles de personas en esa transmisión de la denuncia del caso Alsasua.

EDURNE GOIKOETXEA: -Es importante que la sociedad se movilice porque esto va de vulneración de derechos y ahí está toda la sociedad implicada. Es importante que estén a las 16.30 horas recibiendo a los marchistas en Antoniutti, porque si ves una vulneración tan grande de derechos y te quedas en casa, mañana puede haber otra y pasado, otra más. Lo importante es que la gente reclame lo que considera. Si nos ha tocado estar a nosotros en primera fila en este caso, pues estaremos ahí delante, pero contamos que detrás miles de voces reclamarán justicia y derechos humanos.

GOTZON URRIZOLA: -No hemos encontrado Justicia y no nos podemos parar aquí. Tenemos la vía de los recursos del Constitucional y de Europa. Queremos seguir peleando con la gente distinta y de múltiples sitios que nos ha acompañado siempre. Queremos llenar Iruña con toda esa gente a nuestro alrededor. Esa solidaridad va a quedar patente.

ARITZ LEOZ: -Estamos ante el caso Altsasu, pero esto es una vulneración clara de derechos fundamentales y eso afecta a toda la ciudadanía en general. Lo de mañana es una nueva muestra en la que queremos demostrar esta injusticia, sino una nueva oportunidad de la sociedad navarra para que demuestre dónde se sitúa, que es junto a la defensa de los derechos y libertades. Y demostrar que ante estas situaciones de injusticias repetidas tenemos que dar un paso al frente para seguir avanzando y evitar que estas situaciones se vuelvan a repetir. Esta vez han sido de Altasu, pero pueden ser de cualquier lugar.

Cada sentencia ha supuesto un mazazo, pero la sociedad que os apoya valora vuestra capacidad para levantaros tras cada golpe. ¿Dónde encuentran las fuerzas para ello?

A.R.: -Sin duda ninguna en el apoyo y soporte que nos da la sociedad. La balanza de las cosas negativas la superamos ampliamente con las positivas. Si nos quitan la sonrisa, si no salimos a la calle, si nos quitan esa fuerza, nos ganan en todos los ámbitos y esta lucha consiste en que no nos ganen. Tenemos tal apoyo en esa lucha que nos da primero fuerza y luego nos da obligación. No solo es nuestro caso. Tenemos la obligación de luchar y denunciar. Solemos decir: o vas a casa y lloras o sales a la calle y luchas. Y hemos optado por lo segundo.

E.G.: -La solidaridad de la gente nos carga las pilas cada día. Tenemos que poner en valor todo este tiempo la labor de la plataforma Altsasukoak Aske, que es un soporte principal, que ha pensado por nosotros cuando no podíamos y han llegado a muchos sitios y son capaces de organizar cada una de las organizaciones. Ellos son el motor que nos lleva y trabaja callado.

G.U.: -Hemos sentido desde el primer momento el apoyo de gente muy distinta y de múltiples sitios. Esto empezó en Altsasu con los primeros abrazos, con la solidaridad con los jóvenes y con el pueblo, tras sufrir ataques mediáticos. La plataforma de jóvenes da mucha fuerza y solemos decir siempre que la solidaridad solo se puede pagar devolviéndola y denunciando los casos de violación de derechos humanos. Hemos tenido un apoyo terrible en los propios jóvenes, que están enfadados, en su sitio, y nos animan a seguir movilizándonos porque saben que esto va a ser positivo para la sociedad.

A.L.: -Desde luego, lo que hay que tener claro es que la injusticia repetida no va a conseguir cansarnos, aplacarnos o que el tiempo nos haga mella. Lo único que van a obtener es que conforme aumente la injusticia, crecerá nuestro compromiso y nuestra lucha. Si la injusticia no para, no parará la solidaridad y nuestro trabajo. Esto empezó en un pueblo que fue atacado y criminalizado, y de las ganas de ese pueblo de enseñar la verdad, esas ganas siguen intactas y lo hacen para luchar por nuestros jóvenes y una sociedad más justa. El hecho de buscar una sociedad más justa nos motiva de tal manera que veo imposible que nosotros paremos en este tiempo.

¿Cómo se encuentran los jóvenes, sus hijos, después de que se consumara la sentencia? Supongo que habrán experimentado todo tipo de sensaciones encontradas.

A.R.: -Después del mazazo que supuso la sentencia firme del Tribunal Supremo y la incredulidad que nos produjo, ahora están en otra fase porque la realidad es la que manda. Son presos penados, que antes estaban en prisión preventiva, pero ahora tienen una sentencia firme. A partir de ahora estamos a la espera de ver en qué situación se sitúan, empezarán a tener los derechos que les corresponden, empiezan a valorar cuándo llega el primer permiso, ver cómo les clasifican, en qué grado, ver cuándo podrían solicitar el tercer grado... Se trata de un camino para intentar ver la calle. Calle, calle y calle, eso es lo que necesitan y desean. También están nerviosos por todo esto. Ahora, en una cárcel de Euskalherria, tienen la suerte de ver las noticias de aquí y están pendientes de lo que va a pasar mañana. Ahora lo ven y se lo creen, antes igual se lo contábamos y no se lo creían. Esperan que sea un día de denuncia masiva y mañana estarán pegados a los medios para ver la demostración social que vamos a hacer en Iruña.

G.U.: -Ellos tenían la esperanza de que el Supremo hiciera Justicia y no ha sido así. Pese a que estén enfadados, en el estado en el que se puede estar al seguir en prisión. Siempre nos dan las gracias para la gente, están con la cabeza en su sitio. Ellos siguen en la cárcel trabajando, estudiando y haciendo actividades, porque les han cortado la juventud. Y nos apoyan y nos apoyamos mutuamente, dentro de la dureza que es todo lo que les está pasando.

E.G.: -Ainara, dentro de un esquema tan duro, sabe que está en una situación privilegiada por así decirlo. Está preocupada y nerviosa y quiere participar de los actos, quiere mostrar que ella es también una de las personas condenadas injustamente y que esa injusticia es la misma. Al final tiene un día a día más normalizado, pero necesita certezas y necesita ver al resto en la calle para poder cerrar el capítulo.

¿Qué es lo que buscan ilustrar con las concentraciones en un lugar como este, el Palacio de Justicia? Supongo que se busca el simbolismo del edificio y reflejo del proceso que se inició aquí y acabó en la Audiencia Nacional.

A.L.: -Tanto la concentración aquí delante del Palacio de Justicia, como la marcha de la dignidad, el hecho de que venga desde Altsasu a Pamplona, quiere simbolizar un poco todo lo que ha sido el proceso, donde nació el caso, recorrer el camino que nos separa de la Audiencia Provincial de Navarra que es el lugar desde el que nunca tenía que haber salido esta causa. Esa marcha también va a simbolizar el darle la vuelta a la sentencia. Siempre hemos creído y teníamos en la cabeza que al llevarse la causa de aquí es cuando empezaba a consumarse la injusticia y la desproporción. Aquí en Navarra teníamos derecho a ser juzgados aquí, por una justicia real y proporcional y que verdaderamente vele por nuestros derechos. Este Palacio es precisamente simbólico, es el que debería defender a todos los navarros independientemente de dónde nazcan, su código postal, su edad, su ideología y su sexo.