pamplona - Berriz min hau luze dirau (este dolor vuelve a prolongarse). Este estribillo retumbó más fuerte que nunca gracias a las voces de las decenas de miles de personas concentradas ayer frente al Palacio de Justicia de Navarra que siguieron a Gorka y Nerea Urbizu, cantantes de los grupos navarros Berri Txarrak y Ene Kantak, respectivamente. Los músicos de Lekunberri no eligieron al azar esta canción que compusieron en 2008. De hecho, el sufrimiento al que hicieron referencia se ha dilatado ya a lo largo de tres largos años, concretamente desde el 15 de octubre de 2016, cuando la vida de ocho jóvenes de Altsasu se vio truncada de la noche a la mañana.

Min hau nuere-nuerea dudala badakit, baina zauria ez dut topatzen inundik (sé que este dolor es mio, pero no puedo encontrar la herida por ningún lado), volvieron a pronunciar los hermanos Urbizu. Así como la canción, las familias de Jon Ander Cob, Aratz Urrizola, Iñaki Abad, Julen Goikoetxea, Oihan Arnanz, Jokin Unamuno, Adur Ramírez de Alda y Ainara Urkijo también se preguntan cuál es motivo por el que sus hijos se enfrentan a unas condenas de entre 18 meses y 9 años y medio de prisión, un castigo fruto de “la injusticia y la desproporción que se ha desprendido de un montaje policial, una pesadilla que no podemos dejar de denunciar”.

Bihotza somatzen dut eguzki eskean (siento que mi corazón pide el calor del sol), sigue la canción Min Hau. Ahora mismo, lejos del calor de sus hogares y de su pueblo, los siete chavales de Altsasu solo sienten el sol del patio de la cárcel de Zaballa (Araba) aunque, así como recalcaron desde la plataforma Altsasu Gurasoak, la energía de “las miles y miles de personas que nos han acompañado a lo largo del camino siempre está presente”. La de ayer fue la tercera gran movilización celebrada en Pamplona después de las multitudinarias manifestaciones celebradas en abril y junio de 2018, que consiguieron congregar a cerca de 120.000 personas de toda la geografía estatal, entre las dos convocatorias. Una vez más, desde la plataforma Altsasukoak Aske quisieron agradecer el apoyo recibido y aplaudieron el haber vuelto a llenar Iruñea de dignidad” por parte de una sociedad que rehusa aceptar la desproporción de las penas.

Gudu zelai bihurtzen denean norbera, irabaztea zer da, zer garela? (Cuando uno se convierte en campo de guerra, ¿qué es ganar y qué es perder? ), vuelve a reflexionar la canción. Para muchos de los concentrados ayer en protesta a la sentencia del Tribunal Supremo, “la pesadilla” del caso Altsasu no deja de ser la materialización de “un castigo para todo un pueblo por situaciones pasadas que no tienen cabida en este proceso judicial”. En definitiva, creen que Altsasu se ha convertido en un campo de batalla. “Dijimos que no era terrorismo, y no lo era; dijimos que no era discriminación ideológica, y no lo era; dijimos que esto era una brutal injusticia y lo seguimos diciendo”, recordaron desde el escenario Altsasukoak Aske.

Representantes de varios partidos políticos. En la marcha celebrada ayer en Pamplona también participaron representantes de varios partidos políticos como EH Bildu, que tuvo presente a Bakartxo Ruiz, Arnaldo Otegi, Maddalen Iriarte (portavoz de Parlamento Vasco), el exalcalde de Pamplona Joseba Asiron, Joxe Abaurrea y Patricia Perales; por parte de Geroa Bai estuvo presente Unai Hualde, el presidente del Parlamento de Navarra, el alcalde de Alsasua, Javier Ollo, Koldo Martínez y el exconcejal pamplonés, Mikel Armendáriz; la anterior presidenta de la Cámara foral, Ainhoa Aznárez, la representante de Izquierda-Ezkerra, Marisa de Simón, o la anterior parlamentaria Laura Pérez.

Colectivos juveniles como protagonistas. Colectivos, grupos y organizaciones juveniles fueron protagonistas principales de la concentración de ayer y de hecho portaron una de las cuatro pancartas. Se habían ganado su espacio.

Próximos eventos. El mes de noviembre viene cargado de actuaciones reivindicativas en Alsasua. A la espera de cerrar todavía el calendario, el sábado 2 de noviembre habrá un concierto denuncia en el frontón Burunda y en la explanada del centro cultural Iortia de Alsasua. Participarán más de 20 grupos musicales jóvenes y exigirán la libertad de los encarcelados. De la misma forma, el 5 de noviembre se abrirá la exposición de la obra que fue censurada en la feria Arco Presos políticos en la España contemporánea, de Santiago Sierra. Se podrá ver en Iortia durante todo el mes. En el mismo escenario, el viernes 8 de noviembre una mesa redonda analizará los engranajes que se esconden tras el caso y, por último, el día 24, en el frontón Burunda, habrá otro concierto solidario con la participación de artistas de todo Euskal Herria y de Catalunya.

la sociedad reclama justicia para los ocho de altsasu

Son solo 10 kilómetros los que separan Altsasu de Urdian, donde vive Genaro Paniagua, quien asegura que no hay distancia que separe el calor de la gente y la cárcel de Zaballa. “No hay palabras que describan lo que se está viviendo. Todo esto es una injusticia fruto de un despropósito que se ha ido de las manos. Por nuestra parte tenemos que seguir insistiendo hasta que se haga justicia, que es lo único que pedimos. Ni siquiera buscamos que se les absuelva, sino que se les juzgue justamente, ni más ni menos”, reclamó.

Patxi Lizarraga, de 58 años, viajó con su familia desde Sakana, también hogar de los jóvenes de Altsasu, con el firme propósito de hacer llegar su ánimo hasta Zaballa “o hasta donde haga falta. Hemos venido a apoyar a las familias, que ahora mismo son quienes más lo necesitan, al igual que lo hemos hecho en el pasado y así lo haremos otras diez veces si es necesario”, afirmó el vecino de Dorrao. Asimismo, lamentó “que se sigan dando injusticias de esta altura en un estado que es considerado democrático”.

“Algo va realmente cuando seguimos teniendo que acudir a estos llamamientos”, valoraron Sara y Cristina, vecinas de Noáin y de 31 y 32 años respectivamente. “Hay decenas de casos similares que no han ido más allá de una multa, y así es como se tenía que haber juzgado a los chicos de Altsasu. Es lamentable que las penas que se les imponen sean fruto del odio, porque ha quedado claro que esto no es más que un castigo para todo un pueblo con el objetivo de castigar situaciones del pasado”, concluyeron.

“Hemos venido a buscar justicia al lugar donde empezó todo”. Dispuesto a dar la vuelta al mundo pidiendo la libertar de los siete encarcelados de Altsasu, Julen Rodríguez, vecino de la localidad gipuzkoana de Lazkao y de 22 años, quiso mostrar su apoyo a los familiares “que llevan ya tres años alejados de sus hijos”. “Creo que es importante seguir fuertes y que nos sigan viendo unidos frente a todos los obstáculos que nos podamos encontrar”, valoró Julen.

“Estamos ante una injusticia más de lo que se supone que es la Justicia y tenemos que hacer algo, no podemos quedarnos con los brazos cruzados”, declaró con firmeza Lorena Lizarraga, pamplonesa de 19 años. “Tenemos que enseñarles la fuerza que tenemos, por eso estamos hoy aquí, una vez más. No nos callaremos hasta verlos a todos libres”, siguió Lorena, que lamentó que los jóvenes de Altsasu y sus allegados estén cargando con “tanto sufrimiento injustificado”.

La concentración celebrada ayer, a pesar de ser un acto más reducido que las pasadas manifestaciones, logró mover a gente de más allá de Navarra. Este fue el caso de Xabier Ormazabal, de Lazkao y de 21 años, que definió la situación que están viviendo los jóvenes de Altsasu en una sola palabra: “injusticia”. Para Xabier, apoyar a las familias de los apresados a lo largo del arduo viaje que les ha tocado vivir es primordial. “No podemos rendirnos ahora, tenemos que seguir luchando hasta que se haca justicia”.