la calle Leyre de Pamplona exhibe desde ayer dos pequeños adoquines-tropezones para recordar a dos víctimas del 36, los hermanos Agustín y José Mari Arroyo Alfaro, quienes tras ser detenidos en extrañas circunstancias por falangistas fueron asesinados por sus simpatías al régimen republicano y la filiación socialista de Agustín. Joaquín Arroyo Valois, su mujer, Amparo Sengáriz, sus hijas y sobrinos (hijos de su hermana Loli Arroyo fallecida hace dos años), arropados por la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra (Affna´36), acudieron ayer a la calle Leyre donde, en un acto muy emotivo y cargado de cariño, fueron colocados los adoquines-tropezones que permitirán recordar a estos familiares cuyos restos siguen en paradero desconocido.

Joaquín Arroyo Valois, hijo y sobrino de ambas víctimas del 36, es el sucesor de mayor edad, y visiblemente emocionado, traslada su pesar tras padecer durante toda su vida semejantes ausencias. Aun se emociona por el recuerdo de su padre, al que vio por última vez en la cárcel de Pamplona cuando tenía 5 años de edad. "Lo mataron el 9 de marzo de 1937, el día del cumpleaños de mi madre".

Sin ocultar su emoción por verse respaldado por toda su familia y la de su hermana y por poder sacar a la luz la vivencia de su padre y de su tío, recordaba que "me he enterado de todo siendo ya mayor. Nuestra vida ha sido de total oscurantismo y fueron unos años en los nadie se atrevía a hablar. Hemos vivido con miedo". Su madre, Lola Valois, se vio obligada a trabajar para sacar adelante a sus dos hijos, repartiendo pan para Taberna, "donde le apreciaban", y falleció hace unos años con la incertidumbre de no saber a dónde llevaron a su marido tras anunciarle su liberación y sacarle de prisión.

Agustín Arroyo Alfaro, a sus 30 años de edad, fue detenido en su puesto de trabajo, la Droguería Ardanaz de la calle Mayor de Pamplona. Hijo de Bernardo Arroyo Calvo (Cintruénigo, 1877), guarnicionero, que falleció en accidente laboral en la azucarera de la Rochapea, y Consuelo Alfaro Ortiz de Zárate (Marcilla), se trasladaron a Pamplona hacia 1909-1910. Agustín contrajo matrimonio con Lola Valois Cortés, de Pamplona, con la que tuvo dos hijos, Joaquín y María Dolores (Loli). En junio de 1932 y julio de 1933 fue nombrado contador de la junta directiva de la sociedad Unión de Inquilinos, en la que figuraban notorios republicanos y socialistas, recoge Ángel García Sanz.

por socialista y por ser hermano Agustín perteneció a la Agrupación Socialista de Pamplona y fue nombrado secretario de su junta directiva en 1935. También desempeñó este cargo en la Federación Socialista Navarra y en calidad de tal firmó el llamamiento "A los trabajadores de Navarra", que esa entidad hizo con la UGT con ocasión del 1º de Mayo de ese año. En junio de 1936 integró la comisión que recibió a 80 niños de Cáseda y Carcastillo, cuyos padres, que trabajaban en el canal de las Bardenas, llevaban dos meses en huelga.

Fue detenido a finales de julio de 1936 y encarcelado en Pamplona durante 9 meses. Su hijo Joaquín ha conocido después que a la salida de la cárcel le esperaban unos falangistas, le montaron en un camión y se lo llevaron. Los sublevados lo fusilaron en marzo de 1937; un mes más tarde su hermano menor José María, mecánico y trabajador de Talleres Ezcurdia, corrió igual suerte. "Dicen que al matar a su hermano, comentó esto no va a quedar así, y no quedó", lamenta Joaquín. Tenía 24 años, estaba soltero y hacía el servicio militar.