PAMPLONA - Trufo, el perro adoptado por la prima de Elena Zabala hace unos 5 años, paseaba tranquilamente por la zona de Valdelobos, en Estella-Lizarra, el pasado 12 de noviembre, cuando fue atacado por dos perros sueltos que le mordieron el lomo y le causaron el consiguiente disgusto a su propietaria. "Eran dos perrazos que vinieron como locos hacia nosotras y hacia nuestro perro, le engancharon del cuello sin morderle y luego le mordieron el lomo en tres sitios. Pasamos un miedo de muerte", relata Elena al rememorar el episodio, que acabó con el perro en el veterinario requiriendo puntos de sutura y sufriendo posteriores complicaciones, así como con una llamada a la Policía Municipal. "La dueña de los perros finalmente se hizo cargo del coste del veterinario, pero el susto no nos lo quita nadie", afirma.

No es la primera vez que esta estellesa presencia algún episodio de esta naturaleza. Hace años, en las piscinas municipales del Agua Salada otro can que también estaba suelto le "enganchó del muslo". "No me llegó a morder y cuando grité al dueño que se hiciera cargo del animal, me respondió que no le hacía caso", rememora con indignación quejándose de la falta de civismo y de la impunidad con la que se comportan algunos dueños de perros. "En el paseo de Los Llanos llamamos la atención a un hombre que llevaba el perro suelto y reaccionó de forma maleducada, así que fuimos y lo denunciamos a la Policía Municipal, donde nos dijeron que suele ser difícil llegar a multar a estas personas".

Elena sostiene que "hay una normativa, como en otros ámbitos de la vida, y está para cumplirla, pero desgraciadamente muchos dueños de perros no lo hacen. Es habitual que un perro venga ladrándote y el dueño diga que no hace nada. Habrá que encima agradecer que no muerda, pero no tengo porque aguantar esa situación desagradable". Y es que si las agresiones son las parte más grave del problema, hay muchas personas, especialmente quienes pasean con menores de corta edad y los más mayores, junto a no pocos cicloturistas, que toman la decisión de "restringir el ámbito de sus paseos por razón de temer el ataque o la intimidación de perros potencialmente peligrosos y no sometidos al control debido", lamenta. - J.M.S.