PAMPLONa - Si el camino de la justicia restaurativa y reparadora para afrontar las denuncias de pederastia en los centros religiosos de Navarra tiene su origen en la rueda de prensa que pronunció ayer el arzobispo de Pamplona, Francisco Pérez, tal vez sea mejor resetear el disco. Pérez empieza su análisis de la causa obviando que los abusos sexuales denunciados se puedan calificar como delito. Para él, reticente ayer en toda la jornada de presentación de las Javieradas a hablar de este asunto y que buscó excusas de lo más peregrinas para tratar de escurrir el bulto, “esto no es una cuestión sólo de la Iglesia” sino “un pecado dentro de lo que es el significado de una sociedad convulsa, difícil” que “ocurre en muchos ámbitos, no solamente en la Iglesia. Ocurre en familias, en polideportivos, en muchos ámbitos, no solamente en la Iglesia”. Y, por si acaso, no se le había entendido bien, Pérez repitió: “Quiero decir, en este sentido tenemos que hacer las cosas, pero sabiendo que es un mal social, no es un mal solamente de una institución, sino de muchas instituciones. Es un mal que se está dando hoy en la vida social, entonces tenemos que ir a las raíces, ir curando todas estas cosas. Vivimos una sociedad en la que tenemos que mirar todos los ámbitos. En ese sentido queda mucho camino y tratar de hacerlo lo mejor posible”.

DICE QUE SIGUE PAUTAS Pérez se escudó en que “estoy siguiendo las pautas del papa Francisco en todo momento y sentir lo que nos comunica la asamblea plenaria en la reunión, la conferencia que vamos a tener ahora a primeros de marzo. Estoy siguiendo las pautas del papa Francisco y también las pautas y los protocolos propios que nos da la Conferencia Episcopal”. El argumento empieza a sonar muy recurrente dentro de los postulados eclesiásticos, puesto que sin ir más lejos el presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, al visitar la Universidad de Navarra el pasado mes de noviembre, manifestó que “la misma sociedad y no sólo la Iglesia tenía una forma de actuar convergente”, ya que “sería un desdoro para tal familia que esto se supiera y no digamos para tal parroquia”. De esta forma, la víctima quedaba aprisionada en estas redes de poder sagrado y de conciencia”. Blázquez también aludió a la referencia genérica de que los abusos se producen en distintos ámbitos como el familiar, el escolar o el deportivo. Ya en aquella cita, y abundando en el mismo sentido, el vicesecretario para Asuntos Generales de la Conferencia Episcopal Española, Carlos López, afirmó que otras instituciones ya podían “actuar con la misma seriedad y prontitud con lo que hace la Iglesia católica” ante los casos de abusos sexuales, con “sistemas reglados”. En su opinión, “la norma canónica que tenemos es buena y se abarcan todos los elementos necesarios para llevar a cabo un proceso como hay que llevarlo”.