pamplona - El corazón del Real Aeroclub de Navarra se vio ayer tambaleado por la pérdida en accidente aéreo de uno de sus socios históricos, Javier Miranda García, quien junto a su esposa, Ana Pinillos, eran dos baluartes del club aéreo. El experto e instructor de vuelos, Carlos Eugui, recordaba ayer la figura de Javier Miranda con emotividad y le dedicaba palabras de cariño. Además, trataba de buscarle una explicación a lo que le podía haber ocurrido, pero no encontraba pese a su dilatada experiencia, una razón que explicase el siniestro y la caída del avión apenas a 500 metros del aeropuerto de Noáin. Eugui recordó que la aeronave bimotor (la cuarta que había poseído Miranda, la tercera con dos motores) "venía durante el trayecto con un motor parado y lo hacía de forma lenta. Él ya había avisado a la torre de control de dicha circunstancia, pero estaba tranquilísimo, no se le oía con ningún nerviosismo", explicaba ayer Eugui. Por eso, resulta todavía más intrincado el maldito final. "No se qué le ha podido pasar para que acabara ahí. No creo que buscara en esa pista de tierra donde ha caído un aterrizaje de emergencia y menos estando tan cerca de la pista de aterrizaje. Cuando él ha conectado con los controladores, su máxima prioridad era intentar que su aparato no se quedara en mitad de la pista y que de esa forma no supusiera la aeronave un obstáculo para el tráfico aéreo. Si venía hablando con esa tranquilidad, pensando en esa circunstancia, demuestra que no pensaba en un accidente. Cuando hay problemas en el vuelo, el nerviosismo se siente y se transmite y no ha sido su caso", recordaba Eugui, uno de los mayores especialistas en Navarra.