aloma La Haba y sus compañeras, excepto una, decidieron hace un año secundar la huelga feminista del 8 de marzo. "Casualmente -recuerda ella- ese mismo día la jefa de zona de Sephora programó una visita al establecimiento en el que trabajamos en la avenida Carlos III de Pamplona", cuenta esta coordinadora de maquillaje con título en Caracterización y Efectos Especiales, que lleva siete años como empleada en esta cadena francesa de cosméticos. Ese viernes de 2019, en el que se conmemoraba el Día Internacional de la Mujer, la jefa de zona se trasladó desde Bilbao hasta Pamplona y la tienda abrió toda la mañana. "Eso me irritó y acudí a ELA junto a otras empleadas", rememora esta joven de 33 años, de Pamplona. Tras su relato, el sindicato mostró a estas trabajadoras que la empresa incumplía el convenio al no entregar el calendario laboral anual y al no pagar un plus pactado a la plantilla. "De esa reunión, salimos afiliadas y con la hoja de las elecciones sindicales", detalla Paloma La Haba, actualmente delegada por ELA en el establecimiento de Sephora en Carlos III.

Emi Martínez, que suma 12 años en Sephora, trabaja en la tienda de La Morea y en los comicios del año pasado salió elegida como delegada por ELA. Tras nueve meses de pelea y con amenaza de huelga, la representación sindical logró para las 16 personas que en ese momento componían la plantilla contar con un calendario laboral anual con rotación y el cobro de un complemento del salario para quienes tenían derecho a él. En su lucha por mejorar las condiciones laborales, convocaron el mes pasado huelga todos los jueves, viernes y sábado para negociar "un convenio de empresa, basado en el convenio provincial de Navarra que desapareció por la reforma laboral". Actualmente están regidas por el estatal de perfumería, droguería y herboristería.

En este proceso, Emi Martínez, de 47 años, ha sufrido una revocación como delegada sindical por cuatro trabajadoras frente a tres que le apoyaron. "La empresa nos ha denunciado por huelga ilegal y estas trabajadoras manifestaron que no se sentían respaldadas por mí, cuando todo lo conseguido hasta ahora ha beneficiado a las dos plantillas de Carlos III y de La Morea", recuerda Emi, que vive en Burlada. Su compañera Paloma detalla que el propio organigrama de esta empresa ha permitido que Emi haya tenido que dejar de ser delegada de manera forzosa. "Cada establecimiento y cada una de sus plantillas son independientes. Por ese motivo, a pesar de que diez trabajadoras de 14 -siete en Carlos III y tres en La Morea- apoyan la huelga para negociar un convenio, en el proceso de revocación solo participó la plantilla de La Morea, compuesta por siete personas en ese momento -tres a favor de las movilizaciones y cuatro en contra-", denuncia La Haba. Además censura que "en este proceso participó CCOO, que ahora ha convocado elecciones para el centro". Esta delegada por ELA no comprende que "un sindicato haya podido actuar así", pero insiste en que a pesar de las dificultades se encuentran "animadas" porque en la calle y en los dos establecimientos, las personas respaldan sus reivindicaciones.

112.900 ocupadas

El deterioro de las condiciones laborales

Tanto Paloma La Haba como Emi Martínez forman parte de esas 112.900 ocupadas que trabajan en Navarra en los servicios -ocho de cada diez empleadas en la Comunidad desempeñan su tarea en esta actividad-. Este sector registra los salarios más bajos -una media de 23.270 euros- por detrás de la construcción y la industria, según Nastat. El sueldo base de Paloma asciende a unos 900 euros, a los que hay que añadir pluses y las pagas prorrateadas. El salario mínimo interprofesional (SMI) está fijado en 950 euros brutos mensuales desde febrero en España. "Tengo que elegir dónde y cuándo gastar con mi nómina, y por ejemplo, usar la calefacción se convierte en un lujo para mí", relata Paloma La Haba, que comenzó a trabajar 20 horas semanales y ahora está en 38, pero la empresa no quiere subirle "a jornada completa". Emi Martínez, debido a su responsabilidad de especialista-segunda encargada, percibe 1.025 euros de salario base, más los respectivos pluses y pagas prorrateadas. Pero ella desgraciadamente cree que su nómina solo es "un apoyo para el salario de su pareja", reconoce.

La parcialidad es otra de las lacras del actual mercado laboral (siete de cada diez contratos a jornada parcial recaen en mujeres en Navarra), al igual que la temporalidad, porque el 52% de los empleos eventuales están cubiertos por féminas, según la última Encuesta de Población Activa (EPA). Adriana Almiñana, de 20 años, comenzó a trabajar hace dos años en Sephora. Actualmente esta consejera-dependienta dispone de un contrato de 16 horas semanales, que equivalen a 410 euros. "Vivo en casa de mis padres e intento ahorrar todo lo que puedo", explica esta joven que está terminando los estudios de Estética y Belleza. "Solo me quedan las prácticas", apunta. Adriana Almiñana está dispuesta a combinar este trabajo con otro para obtener los suficientes ingresos para independizarse, pero la táctica de la empresa de incrementar o reducir su jornada según los picos de consumo, en rebajas o en Navidades..., se lo impide. "Estamos a disposición de la empresa en todo momento", remarca Adriana que vive en Mutilva. Emi Martínez estudió administrativo, pero se decantó por emplearse en el comercio con 19 años, porque le gustaba. "En los inicios coincidió que me contrató una perfumería, y en esta línea de negocio sigo", recuerda. Ahora con 47 años, analiza cómo ha empeorado la estabilidad laboral de las personas asalariadas en el comercio. "Hace dos décadas las dependientas en una perfumería firmaban contratos a jornada completa, pero ahora se han troceado. Las empresas quieren disponer de más manos, pero con menos horas, para que dependan siempre de ellas. Estas personas empleadas están a deseo de que les suban las horas de contrato para ingresar más, y de eso se valen", cuenta.

Cerca del SMI

Y más penurias...

Ana Rosa Gastón, empleada de 49 años en Carrefour de Barañáin, manifiesta que la solución no debe consistir en "pluriemplearse con contratos de miseria". Esta cajera, delegada de ELA y con dos décadas de trayectoria en esta empresa de distribución, recuerda que "un trabajador base en Carrefour a jornada completa de 40 horas semanales ingresa anualmente 14.733 euros cuando el SMI asciende a 13.300 euros. No existe una gran diferencia y requieres de la ayuda familiar". Insiste en que "se avanza con la tecnología, pero se está retrocediendo en las condiciones laborales, sobre todo después de las reformas laborales de Zapatero y de Rajoy".

Gastón defiende "la derogación inmediata de estas reformas" y en su caso particular rechaza que Carrefour "aplique el convenio estatal de grandes almacenes en todos sus establecimientos de manera homogénea, ya que cada comunidad autónoma presenta una realidad diferente; y en este caso, la plantilla Navarra tiene un agravio, porque su salario se empobrece al ser mayor el nivel de vida que en otros territorios". Reitera que "ningún sueldo debe estar por debajo de los 1.200 euros" y que aquellas plantillas con convenios de empresa "mejoran notablemente sus condiciones".

Esta representante de ELA en el comité, compuesto por ocho delegados más -otro de su mismo sindicato, cuatro de Fasga, dos de CCOO y uno de UGT-, manifiesta que en su empresa "abundan los contratos temporales e indefinidos a tiempo parcial". Para ella la precariedad va más allá de un salario bajo, existe "cuando cualquier trabajador carece de opción para determinar sus horas, y cuando hay temporalidad alta y jornadas parciales de menos de 20 horas". A todo ello añade "la polivalencia solicitada a la plantilla a través del artículo 41". En la última década ha proliferado "la carga excesiva de trabajo por la escasa contratación y la exigencia de cubrir distintas tareas".

Paloma La Haba, de Sephora, detecta la precariedad "en la aplicación de convenios basura, con salarios de vergüenza y que impiden la conciliación y obligan a trabajar en festivos y domingos". Para Emi Martínez, esa penuria se produce cuando se carece de un calendario que marque la jornada y cuando una persona no puede reducir el contrato para cuidar a sus hijos al no llegar a fin de mes. "No he podido conciliar y me he perdido muchos momentos con ellos", lamenta. Laila G., una trabajadora de 40 años del sector servicios, se ha refugiado en un nombre ficticio para evitar represalias de la empresa. "Precariedad es cobrar seis euros a la hora, con unas condiciones laborales situadas entre la ilegalidad y el Estatuto de los Trabajadores y no disponer del material necesario para desarrollar el esfuerzo físico en tus tareas". Esta asalariada reitera que precariedad engloba "cubrir jornadas de otros compañeros porque la empresa quiere ahorrarse los contratos de sustitución por diferentes motivos, que la compañía diga: contenta debes estar por tener trabajo, porque si no te gusta, ya sabes dónde está la puerta; y sufrir desquites al luchar por unas buenas condiciones de empleo".

Pero no mis condiciones"

Las reivindicaciones

Tanto Paloma La Haba, Emi Martínez, Adriana Almiñana como Ana Rosa Gastón están ocupadas en aquello que quieren: atender al público. Pero todas coinciden en su disconformidad "con las condiciones de trabajo". Las tres empleadas de Sephora recuerdan que todos los años la compañía forma en técnicas de venta, avances de productos... y convoca a sus plantillas a congresos para identificarse con la marca. Pero apunta Emi que "en esta cadena, una asciende si mira para otro lado cuando se incumple el convenio".

En pleno conflicto laboral, en el que la empresa ha denunciado como "ilegal" esta huelga, Paloma La Haba recrimina a la empresa su campaña para este 8 de marzo. "Han lanzado mensajes en redes con lemas como Juntas somos mejores. Sephora celebra el Día de la Mujer", ejemplifica.

Ana Rosa Gastón destaca de su empleo la cercanía que se establece entre la clientela, porque "no deja de ser un negocio al que acuden muchas personas de barrio". Sin embargo, Laila G. confiesa que no le importaría ser "bloguera o influencer". Así "cobraría una pasta", remarca, cada vez que colgara algo en Instagram.

Paloma, Emi, Adriana y Ana Rosa participarán hoy en los actos del Día Internacional de la Mujer. Siempre lo hacen con la familias y amistades, pero también con el sindicato, coinciden en señalar. Pero, Laila trabaja. "Si no voy el domingo, me quitan más dinero de lo que cobro durante un día y ahora no me lo puedo permitir", concluye, aunque al igual que sus compañeras, deja su reivindicación para este jornada: "El empresario gana dinero con nuestro esfuerzo. Somos personas y no números".

"Tengo que elegir dónde y cuándo gastar con mi salario: usar la calefacción es un lujo para mí"

33 años, Pamplona

"Hace 20 años se trabajaba jornada completa en una perfumería; pero ahora el sector ha troceado los contratos"

47 años, Burlada

"Me gusta mi puesto de cajera y atender al público; me desagradan las condiciones laborales"

49 años, Artica

"Precariedad es que te digan que debes estar contenta por trabajar; y que si no te gusta... ya sabes dónde está la puerta"

40 años, empleada en el sector servicios

"La empresa me reduce o amplía las horas según las necesidades, y eso me impide tener un segundo empleo"

20 años, Mutilva