os pasos fronterizos de Navarra se han cerrado historicamente en varias ocasiones, por causa de epidemias, por las guerras y el boicot internacional a la dictadura franquista, y, como en la última ocasión, hasta por seguridad de los líderes mundiales del G-7 reunidos el pasado año en Biarritz. El cierre más prolongado se produjo a partir del días 28 de febrero de 1946, por decisión del gobierno francés en protesta por las ejecuciones de diez guerrilleros españoles que habían luchado contra la ocupación nazi.

Y el más reciente, el del pasado año, cuando en pleno agosto, los líderes del G-7 tuvieron la feliz idea de reunirse en Biarritz y Francia se blindó por tierra, mar y aire. Ya en 1918, cuando la pandemia mundial de la llamada “gripe española”, que de hispana no tenía nada pues surgió en los Estados Unidos y llegó a Europa con los soldados de aquel país venidos a luchar en la primera guerra mundial, se cerraron los pasos fronterizos.

Aquel año de 1918, en Dantxarinea, Valcarlos y Bera, de forma obligatoria, se practicaban reconocimientos médicos a todos los viajeros que procedían de Francia. Otro tanto se llevaría a cabo con todas las personas y vehículos que pasaban la frontera en marzo de 2001 a consecuencia de la fiebre aftosa, tanto que los vehículos debían pasar sobre unas piscinas provisionales de diez centímetros de profundidad en las que se había vertido hipoclorito disuelto en agua para desinfectar los neumáticos, y los transeuntes debían limpiar la suela de sus zapatos con alfombras mojadas en el mismo producto químico.

Igualmente en 2016 el Gobierno francés determinó el cierre de su nuevo paso fronterizo de Dantxarinea y derivó el tráfico por el viejo, lo que originó importantes molestias por la aglomeración de vehículos. Y por epidemias animales los cierres se han registrado en otras varias ocasiones, afortunadamente por breves periodos de tiempo.

Aunque cuando se habla de pasos fronterizos vienen a la memoria los más importantes, Ibardin, Dantxarinea, Valcarlos, que son los más importantes comercialmente y por el tráfico que discurre por ellos. Pero en Navarra existen nueve fronteras, en Larrau, Etxalar, Izpegi (Erratzu), Urkiaga, Valcarlos, Ibardin y Lizuniaga (los dos en Bera), Dantxarinea y Belagua, con una longitud territorial de un centenar de kilómetros.

Sólo el Valle de Baztan cuenta con 52,11 kilómetros de muga y limita con diez municipios de Iparralde. En concreto con Sara, Senpere, Ainhoa, Ezpeleta e Itxasu en Laburdi. y con Bidarrai. Baigorri, Banka, Aldudes y Urepel en la Baja Navarra, y las relaciones y el trasiego humano han sido muy abundantes a lo largo de los tiempos.

Entre 1940 y 1944, época en la que Francia permaneció sometida por Alemania, la vigilancia de fronteras corrió a cargo de soldados de la Wehrmacht que se establecieron en Dantxarinea, Ibardin, Etxalar, Valcarlos y en Irun-Hendaia. La población civil no tuvo mayores problemas con ellos (el contrabando se practicó igual que antes y después) y los propietarios de las ventas (los comercios fronterizos) recordaban que con Alemania en vía de la derrota y al faltar los suministros, los soldados alemanes imploraban algún alimento, y por ejemplo se comían las naranjas, fruta que no conocían, ¡con corteza y todo!

En Hendaia estuvo un mariscal Rommel sonriente y feliz, todavía dominaban Europa, recorriendo la frontera y confraternizando con el ejército franquista. Probablemente acudió a conocer el lugar y organizar la entrevista que mantendrían Adolf Hitler y Franco. Y oficiales y soldados alemanes también visitaron Sara y Etxalar para conocer la famosa caza con redes.

El más prolongado cierre de fronteras, entre 1946 y 1948, no fue por cuestión de epidemias sino por la resolución de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para condenar el criminal régimen franquista. Y por aquí pasaron las tropas de Napoleón, la comitiva del duque de Wellington que venía a pescar a Reparazea de Oieregi, y hasta Juan de Borbón a unirse a Franco en la guerra, aunque le dieron puerta.