- La limitación de movimientos como medida para evitar la propagación del virus ha alterado el día a día de toda la ciudadanía, pero especialmente ha afectado a las personas sin hogar, que no pueden deambular por la calle y están más expuestas a los posibles contagios. Es por ello que el Ayuntamiento de Pamplona abrió ayer el albergue Jesús y María, situado en la calle Compañía, como centro de acogida para que este grupo de población tenga un lugar en el que permanecer durante el estado de alarma.

Los albergues de la ciudad, habitualmente ocupados por peregrinos que realizan el Camino de Santiago, fueron cerrados a los turistas el sábado 14 de marzo, por lo que el Consistorio ha tenido que habilitar este espacio de manera urgente en la última semana. Un recurso necesario para las personas sin hogar, que se encuentran dentro del colectivo de alta exclusión debido a que viven de forma permanente en la calle y pernoctan en espacios públicos como cajeros o puentes.

“Tienen muchas dificultades para hacer un aislamiento, al no tener una vivienda o un espacio digno y de seguridad, y la mayoría también puede tener dificultades a nivel de salud, con lo cual, en caso de contagio, son personas candidatas a pasarlo mal”, explicó ayer Rubén Unanua, director del Servicio Municipal de Atención a Personas Sin Hogar de Pamplona en la Fundación Xilema, entidad social que gestiona tanto este centro de acogida temporal como el centro de atención a personas sin hogar ubicado en Trinitarios.

En este último, también dependiente del Ayuntamiento, se encuentran confinadas 42 personas, por lo que no puede admitir a más usuarios. “Tenemos la máxima capacidad que se puede tener para no poner en riesgo la integridad de las personas”, aclaró Unanua. Por su parte, el albergue Jesús y María admitirá a otras 40 personas a lo largo de esta semana; cada día a diez. “Vamos a hacer un acceso paulatino para que la acogida sea buena y para que podamos adaptarnos dentro de un orden. Hay que explicarles el sistema de funcionamiento, las características del centro y las medidas de distancia e higiene que hay que adoptar y eso no lo podemos hacer de golpe”, indicó.

El centro contará con un equipo socioeducativo de doce profesionales que cubrirá turnos de mañana, tarde, noche y fin de semana, y que estará apoyado por educadores. Además, dos personas se encargarán de la limpieza y desinfección del lugar.

Entre las medidas de seguridad que ha tomado el albergue para evitar contagios se encuentra la de colocar las camas con una separación de un metro y medio y la de crear turnos a la hora de las comidas “para que nadie coma con alguien al lado o enfrente”, comentó Unanua.

También es importante el acceso al albergue. Ayer, las personas entraron de una en una para que les tomaran la temperatura. “Si queremos que el espacio sea seguro es clave que quienes accedan lo hagan sin síntomas”, señaló.

En cuanto a la convivencia, afirmó que tienen “líneas rojas”, por lo que, si hay personas que con su comportamiento perjudiquen al grupo o a los profesionales, tendrán que quedarse fuera. “Vamos a intentar que sean las menos posibles, pero hay que asumir que puede darse el caso. Entonces se les atenderá en la calle, se les facilitará alimento y se hará un seguimiento de su salud”, apuntó.

Desde el albergue facilitaran que las personas “salgan lo menos posible”, aunque no pondrán ninguna pega si, por ejemplo, alguien necesita ir a comprar. Eso sí, si incumple el estado de alarma, será “su responsabilidad”, explicó Unanua.

Gestión de la acogida. La gestión del lugar corre a cargo de la Fundación Xilema, entidad social con experiencia en alta exclusión, y que también gestiona el centro de atención a personas sin hogar de Trinitarios, ya completo.

Profesionales. Este recurso garantiza el acompañamiento socioeducativo de las personas sin hogar 24 horas al día los siete días de la semana. El equipo está formado por 12 profesionales, además de educadores y dos personas para la limpieza.

“Tienen dificultades para el aislamiento y, en caso de contagio, son candidatas a pasarlo mal”

Fundación Xilema