- Sudáfrica, probablemente por disponer de los aeropuertos más frcuentados y mejor enlazados del continente y de las mayores posibilidades para efectuar test entre su población, lidera con diferencia la tasa de incidencia del coronavirus en África.

Ayer sobrepasaba los 1.300 contagios, muy por encima de Egipto, el segundo país con más infectados detectados, que camina por algo más de 600. Ante dicha situación, el Gobierno sudafricano decreto el llamado lockdown (cierre de emergencia) del país el pasado jueves 26 de marzo.

Desde entonces, el confinamiento es similar al que se vive en España, se permite a los residentes hacer las compras de primera necesidad, pero las carreteras están cortadas y no se puede viajar entre poblaciones del país salvo autorizaciones especiales.

Dicho jueves, tres navarros, Julen Muñoz, pamplonés de 25 años, Mikel Mayora, también de la capital navarra y de 23 años, y el valtierrano Patxi Urmeneta, de 42, se endilgaron diez horas de viaje en coche desde Puerto Elizabeth, en el sur del país donde trabajaban en varios proyectos eólicos, hasta Johannesburgo, la capital, de la que distan 1.053 kilómetros.

Su intención no era otra que emprender la vuelta a casa con unos billetes de avión que su empresa había adquirido para que volaran a Madrid el domingo 29 de marzo. Todo saltó por los aires con el lockdown. Y el espacio aéreo quedó cerrado y su vuelo, cancelado.

Los tres navarros, junto a una veintena de trabajadores procedentes de Aragón y Galicia, sobre todo, y empleados en el sector eólico, quedaron en el limbo. La empresa les encontró alojamiento en el hotel Rudman, uno de los pocos que permanecían abiertos, y desde la habitación que comparten cuentan su situación un tanto a la desesperada. "Dormimos en una cama de matrimonio y un sofá cama, pero las condiciones no son las peores. No nos falta de nada y tampoco tenemos nada que hacer, salvo tratar de hacer todo lo posible por regresar a casa. Tratamos de hacer algo de deporte en un patio interior del hotel, pero esta tarde hemos tenido una videoconferencia con la empresa para tratar de encontrar una solución y no hay ninguna respuesta positiva. También nos consta que han hablado con el Gobierno de Navarra, pero de momento no hay perspectiva de que podamos volar. Lo que sí nos han pedido es que al menos los españoles estemos juntos en algún lugar por si en algún momento se habilita un avión", narra Muñoz a través de una llamada de Whatsapp.

Muñoz y Mayora llevaban en el país desde febrero y Urmeneta, que ya conocía aquellas latitudes de proyectos anteriores, había sido el primero en llegar poco después de iniciarse el año. "En el pueblo cercano a Puerto Elizabeth en el que teníamos la base de trabajo estábamos mucho mejor que aquí, porqu eran residencias individuales y muy cómodas. En ese sentido Sudáfrica es un país que está muy bien, tiene buenos alojamientos y aunque hay mucha pobreza, la situación no es muy tensa. Hemos podido hacer compras y no hay las masificaciones que hemos visto en los supermercados de España. Hay colas y limitaciones de aforos en los comercios, pero bastante controladas, y se atiende con mascarillas y guantes. Pero lo peor de esta situación es la impotencia de que no podemos hacer nada por cambiarlo y no nos dicen nada claro desde ningún organismo. Lo están intentando desde nuestra empresa por todos los medios, pero no nos gustaría que la situación empeorara en Sudáfrica y ese cierre del país se prolongara".

"Compartimos los tres una habitación de hotel, no nos falta de nada, pero lo peor es la impotencia"

Pamplonés, de 25 años