- Para Jesús San Martín Campos tener que estar en casa no supone un gran problema, ya que es algo que forma parte de su día a día desde hace bastante tiempo. Hasta hace poco, su vida estaba dedicada por completo a atender a su mujer, que falleció en febrero después de llevar doce años enferma. "El sentimiento por el fallecimiento de la persona lo tienes dentro, pero el confinamiento en sí lo llevo normal", señala.

San Martín, de 77 años, confiesa que "cuando llegara este momento, esperaba que pudiese hacer cosas, y ha ocurrido que no; pero no es mucho problema para mí porque, a parte de que me gusta estar en casa, tampoco tengo grandes proyectos". Eso sí, tiene claro que lo primero que quiere hacer cuando pase esta situación es realizar excursiones por el monte.

Mientras, pasa los días en su domicilio de Iturrama, donde aprovecha las horas para hacer ejercicio, leer artículos en internet o ver la televisión, aunque esto último muy poco. "A parte de los programas de viajes y naturaleza, lo demás no lo veo mucho. Las películas suelen ser muy largas y me canso, y si no la veo también desconecto del tema de la pandemia, porque tampoco me favorecen mucho las noticias", explica. A lo que sí dedica el tiempo es a la oración y a estudiar la Biblia, algo que le gusta y que comenzó a hacer cuando vivía con su mujer.

En cuanto al contacto con su familia, a parte de las llamadas habituales, de vez en cuando habla con sus tres hijas por videollamada. "En este sentido no ha habido ningún cambio brusco en mi vida porque es la misma que llevaba antes", admite San Martín, que cuenta con la compañía de la chica que cuidaba a su mujer. A veces es ella quien sale a comprar; otras, él.

San Martín recibe todas las semanas una llamada de Cruz Roja para ver cómo se encuentra, lo que valora como una acción "agradable. Me parece una idea muy buena el hecho de que alguien de fuera de tu familia te llame para preocuparse por ti. Además, las personas que llaman me han parecido amables y entregadas", apunta, para confesar que se animaría a ser voluntario en un futuro. "A mí me ha servido y a lo mejor yo le puedo servir a alguien", señala.

San Martín piensa que esta situación "nos tiene que servir para acercarnos a Dios. Cada uno lo interpretará a su manera, pero a mí me ha ayudado durante toda la la enfermedad de mi mujer. Llevaba cinco años sin hablar ni moverse y una situación así durante tanto tiempo cansa mucho; le tienes que dar un sentido porque, si no, podrías terminar loco", confiesa.

Un apoyo importante en unos momentos en los que, explica, "te sientes solo. Tienes a la persona en casa, pero es como si no estuviese porque no puedes relacionarte con ella. Quien no pasa por esto no tiene ni idea de lo que supone y de la sensación de soledad que te produce", expresa.

"El sentimiento por el fallecimiento de la persona lo tienes dentro, pero el confinamiento lo llevo normal"

"Me parece una idea muy buena que alguien de fuera de tu familia te llame para preocuparse por ti"