- El Departamento de Salud ha actualizado su plan de transición y contingencia ante la covid-19, que busca compatibilizar una recuperación de la actividad habitual en los meses de verano e implanta mejoras aprendidas durante la crisis sanitaria, con el mantenimiento de un dispositivo transversal de detección y asistencia de cara a controlar posibles rebrotes de la enfermedad en los próximos meses.

Entre las diferentes medidas, además de mantener los circuitos dobles en los centros asistenciales en los hospitales y en Atención Primaria, así como un retén de refuerzos y una previsión de camas en planta y en UCI para hacer frente a posibles necesidades -se podría incrementar hasta un 35% el número de camas de UCI en el Complejo Hospitalario de Navarra (CHN)-, se incluyen otras cuestiones como la consolidación de reservas estratégicas para una media de tres meses en material de protección, y un sistema de seguimiento de contactos y realización de PCR y otros test para detectar repuntes de forma precoz.

La hoja de ruta de este sistema de detección gira en torno a la estrategia de testing que actualmente combina los PCR, para el diagnóstico precoz de la enfermedad en su fase activa, y los tests Elisa, que detectan anticuerpos. En este ámbito hay que sumar los estudios de seroprevalencia tanto del Ministerio de Sanidad -que han cifrado en un 6,4% el nivel de inmunidad de la población navarra-, como el que va a realizar la Comunidad Foral en otoño. En cuanto al diagnóstico, además de una amplia serie de cribados, la realización inmediata - en 24 horas- de PCR a todos los casos sospechosos y sus contactos es la base del nuevo plan de contingencia.

Ahora, de cara al periodo estival y en previsión de un posible rebrote de positivos en otoño, el Gobierno foral busca recuperar el nivel de actividad propio de los meses de vacaciones -en torno a 2/3 durante julio y agosto- antes restringida a casos covid-19 y otras situaciones no demorables. Asimismo, pretende mantener "el músculo asistencial" para responder con rapidez a posibles rebrotes además de evitar contagios mediante circuitos seguros y cribados.

Por otro lado, se va recuperando la actividad presencial en el sistema de salud, retomando las consultas y las operaciones, en los tres hospitales de la red pública -CHN, Reina Sofía de Tudela y García Orcoyen de Estella-Lizarra-, al tiempo que tanto en urgencias, como en camas convencionales de planta y en UCI va en aumentando de forma progresiva la atención a pacientes no covid-19, "sin perder de vista la necesidad de una readaptación rápida en caso de posibles rebrotes", apuntaron desde el Ejecutivo . En este sentido, el CHN cuenta con en la actualidad con un remanente de 44 puestos UCI, que podrían aumentar a 68 en menos de tres días si hubiera una segunda oleada.

Para este nuevo periodo hasta el final de verano, el plan de contingencia entiende que el sistema sanitario público puede asumir la situación con sus propios medios, aunque se mantiene la colaboración -durante los últimos meses se realizaron 352 derivaciones- y la coordinación ejecutiva con la Clínica Universidad de Navarra, el Hospital San Juan de Dios y la Clínica San Miguel, si bien no se establece una disponibilidad concreta de reserva de camas.

"Retén covid". Una de las cuestiones contempladas en el plan de transición y contingencia del Gobierno foral tiene que ver con los refuerzos de personal y de recursos materiales necesarios para afrontar un eventual repunte del covid-19. En este sentido, se considera procedente no prescindir de parte de los refuerzos incorporados en los momentos de mayor estrés asistencial (1.577 contrataciones), y mantener un "retén covid" que durante los meses de verano sirva para facilitar el descanso de las plantillas ordinarias y a partir de septiembre pueda ser susceptible de afrontar un repunte o de seguir apoyando en la actividad de unidades críticas como UCI, Urgencias y otros servicios.

Acopio de materiales para 3 meses. En cuanto al equipamiento, materiales y logística, la experiencia vivida ha llevado a fomentar una política de generar y acopiar reservas estratégicas de equipos y materiales que luego, en un contexto de crisis, resultan vitales. Por ello, se apuesta por disponer, en los diferentes conceptos, como mínimo de reservas para 90 días. Por ejemplo, hay mascarillas quirúrgicas para 127 días; gafas para 221; guantes para 54; hisopos para 69; y solución hidroalcohólica para 70.

Consumo durante la pandemia. En los cuatro meses transcurridos de pandemia, se ha realizado un consumo de 2,7 millones de mascarillas. Además, solo en respiradores, entre donaciones, compras y cesiones, se ha pasado en el CHN de 79 aparatos antes de la pandemia a los 226 con los que se cuenta actualmente. Toda esta política de personal y de equipación, materiales y otros conceptos ha supuesto ya un desembolso acumulado a final de mayo de 29,1 millones, con un esfuerzo económico extra que tendrá continuidad a lo largo del resto año dentro de la previsión global de contigencia.

78.287

Es el número de pruebas PCR realizadas en Navarra desde que comenzara la pandemia a las que se suman un total de 52.852 test rápidos realizados a todas las personas sintomáticas y a sus contactos, además de cribados a muchos colectivos. En este sentido, el 12% de la población navarra ha sido testada. Además, 20.000 profesionales sanitarios y sociosanitarios han sido sometidos a pruebas PCR.

80%

La Atención Primaria se ha confirmado como un nivel básico en la fase de mayor apogeo de la pandemia para contener la ola de casos que pudiera colapsar el sistema hospitalario. De hecho, cerca del 80% de los casos han sido tratados -mayoritariamente con seguimiento domiciliario- desde este primer nivel, que ahora será también clave en la detección precoz y seguimiento de contactos.