os patios de los colegios fueron testigos ayer de uno de los momentos más esperados por los más pequeños desde hace meses: el reencuentro con sus compañeros y compañeras de clase. Fue una vuelta al cole diferente, sin abrazos y con las sonrisas ocultas detrás de las mascarillas, pero en la que no faltaron las ganas y los nervios habituales que trae consigo el inicio de un nuevo curso. También la incertidumbre de madres, padres y docentes se dejó notar en un día en el que se hizo especial hincapié en cumplir las medidas de seguridad.

“Hola, María, bienvenida a primero A, cariño”. Así recibió Sandra Domínguez, profesora del colegio público Paderborn-Víctor Pradera de Pamplona, a una alumna mientras en una mano sujetaba un bote de gel hidroalcohólico. A primera hora de la mañana, el alumnado de Infantil y Primaria llegó de forma escalonada y se colocó en fila en la zona del patio que le correspondía; 1ºA, 2ºB, 6º... indicaban las señales pintadas en el suelo. “Les estamos recibiendo profesores del año pasado para hacerles una acogida más cariñosa. Se ha trabajado mucho para que todo esté controlado y que no sea demasiado extraño para ellos”, explicó Domínguez.

Junto a la tapia y fuera del recinto, las madres y padres observaban a sus hijos e hijas a la vez que comentaban los protocolos y la dificultad que presenta este nuevo curso. “Estamos con nervios, pero con ilusión y esperando que todo salga bien. Tengo confianza”, explicó Olga, madre de Iker, quien tenía “muchas ganas” de ir al cole y empezar tercero de Primaria. “Los niños necesitan estar con sus amigos y volver a la rutina”, apuntó ella.

Por su parte, Nasly López opinó que seguir el protocolo “es complicado porque son niños y por más que tú les digas algo a veces no lo entienden; por ejemplo, con la mascarilla se pueden agobiar y querer quitársela”. A pesar de esto, comentó que, “al ver a sus amigos con ella puesta, se irán acoplando mejor” a la situación.

infantil, el reto En la zona del patio donde se encontraban los más mayores del centro reinaron la alegría y las charlas, solo unos pocos mostraron algo de vergüenza o poca ilusión por volver. También hubo tranquilidad en la parte de los alumnos y alumnas de Infantil, aunque a última hora se escuchó algún que otro lloro. Una vez dentro, los niños y niñas, divididos en grupos de convivencia, aprendieron las medidas de seguridad que tendrán que tomar cada día. Entre ellas, quitarse las zapatillas antes de entrar al aula y ponerse otras, coger el almuerzo para llevarlo a clase y dejar el resto de objetos como abrigos en las taquillas situadas en el pasillo.

“Son muy pequeños y están muy perdidos; nosotras les enseñamos dónde tienen que guardar la mascarilla y dejar las cosas”, explicó Begoña Vicente, profesora de Infantil. El objetivo del día era “hablar de qué tal el verano, cómo se han sentido durante estos meses... Para ellos ha sido muy duro el no poder salir; necesitan relacionarse y era fundamental venir aquí”, señaló Vicente.

Por su parte, la también docente de Infantil, Amaya Lipúzcoa, apuntó que “el curso pasado lo afrontamos como pudimos porque era una situación que nos cogió por sorpresa a todos”, y se mostró ilusionada por reencontrarse con los niños y niñas. Respecto al trato, destacó la dificultad para mantener la distancia con ellos. “Nosotros vamos a intentar hacer nuestro trabajo lo mejor posible, eso no quita para que no les vayamos a dar también un abrazo lavándonos las manos. Vamos a intentar que nos sientan cercanos”, admitió.

confianza en las medidas Por su parte, la directora del colegio Paderborn, Mikaela Quintana, explicó que han estado trabajando todo el verano en el plan de contingencia, así como informando de todo a las familias. “No podemos asegurar que sea seguro, lo que podemos es asegurarles que vamos a tomar todas las medidas para evitar contagios”, señaló, para indicar que también están preocupados “por hacer un trabajo a nivel emocional y por valorar cómo ha influido el último trimestre en los alumnos para adaptar las programaciones”, indicó.

Juan Carlos Baraínca fue uno de los padres que se mostró satisfecho por la organización del centro. “Hay algunas dudas, porque esto es nuevo y no sabemos exactamente cómo se va a desarrollar el curso, pero creo que lo tienen todo bien sectorizado”. Aún así, no ocultó su preocupación porque pueda haber algún contagio. Su hija Xenia, de cuatro años, “llevaba meses diciendo que quería volver al cole”.

Uno de los niños al que le cayó alguna lágrima al entrar fue a David, hijo Belén Aldecoa. “Ha sido intenso. Venía con muchas ganas, pero después de tantos meses juntos una despedida es dura”, admitió ella, quien expresó que tiene “confianza en que las cosas se hagan bien y en que los críos puedan disfrutar dentro. Ahora los padres tenemos que intentar mantener esos grupos de convivencia fuera”, señaló. Por contra, Aldecoa lamentó la jornada continua. “Nos han hecho una faena porque a las 14.30 h nos plantamos con los niños en casa y eso supone que busquemos extraescolares fuera y las burbujas se rompan, que busquemos una persona externa porque con los abuelos no es seguro... No es compatible con la vida laboral”, opinó.

También los institutos, como el IES Askatasuna de Burlada, dieron inicio al curso. Su director, Fermín Gorraiz, confesó que, en su caso, están “abrumados por la situación que nos viene; preocupados y ocupados, porque llevamos semanas preparando los protocolos, y nos sentimos un poco vendidos”, ya que, aseguró, no han recibido recursos materiales ni humanos.

“Estamos con nervios, pero con esperanza de que todo salga bien. Los niños necesitan estar con sus amigos”

Madre de Iker, de 7 años

“Nosotros vamos a intentar hacer nuestro trabajo lo mejor posible y que nos sientan cercanos”

Profesora de 3º de Infantil

“Lo que podemos asegurar a los padres es que vamos a tomar las medidas para evitar contagios”

Directora del CP Paderborn

“Estamos abrumados por la situación que nos viene, preocupados y ocupados, y un poco vencidos”

Director del IES Askatasuna