Un estudio sobre el impacto en la salud mental de los profesionales sanitarios expuestos al SARS-CoV-2 muestra que padecen más insomnio, ansiedad, y depresión que la población en general, así como otros problemas de somatización y obsesiones y compulsiones. "Además, tienen un mayor estrés, sobre todo en las zonas que se han visto más afectadas con casos de contagio de COVID-19", ha expuesto el Dr. Celso Arango López, director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid.

Arango López, quien es también presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), ha expuesto los datos de uno de los mayores estudios realizados, con datos de más de 24.000 sanitarios que han estado expuestos a la Covid-19. "Los profesionales sanitarios se desviven y dan todo lo que tiene en su tarea profesional, más en situaciones difíciles de crisis sanitarias, pero lo de esta pandemia no tiene parangón", ha señalado durante su participación en el I Congreso Nacional COVID-19.

Sobre las preocupaciones fundamentales de los sanitarios durante la pandemia, ha indicado que son el colapso del Sistema Nacional de Salud, la posibilidad de infectar a compañeros, familiares o infectarse uno mismo, además de las medidas de protección y seguridad en su labor profesional. Arango López ha apuntado que son necesarias medias de apoyo a los trabajadores de la salud para prevenir, afrontar y superar estas dificultades y que las falsas expectativas no apoyan la situación.

"Hay un cansancio acumulado y hay que conocer y cuidar mejor a los grupos vulnerables y grupos de riesgo dentro de la población sanitaria, con programas preventivos y detección precoz, que aseguren además su confidencialidad, para lograr así avanzar en su atención en salud mental y emocional", ha añadido.

¿Y LAS PERSONAS QUE SE HAN VISTO AFECTADAS?

La doctora del Servicio de Psiquiatría del Hospital Bellvitge de Barcelona, María Pino Alonso Ortega, ha hablado sobre los trastornos psiquiátricos en los afectados por la COVID-19, sobre los que hay poca información y estudios hasta la fecha, pero que muestran como principales trastornos de este tipo en los pacientes el delirio, la depresión o la ansiedad, con mayor riesgo en mujeres con antecedentes psiquiátricos.

Alonso Ortega incidió en que "debemos estar pendientes de aquellos pacientes con más vulnerabilidad, que son los que tienen trastornos psiquiátricos previos", y explicó que hay que tener en cuenta los factores de riesgo que provocan esos trastornos, que abarcan desde la afectación del sistema nervioso central hasta el aislamiento social, la situación económica o las secuelas de la COVID-19.

Asimismo, resaltó la importancia del abordaje psicoterapéutico de los pacientes, y no sólo del tratamiento farmacológico, y concluyó que aunque "actualmente hay datos muy limitados sobre salud mental en poblaciones clínicas de infectados con COVID-19, se debe seguir trabajando para determinar los factores de riesgo y protectores, y desarrollar estrategias de prevención para detectar a las poblaciones de riesgo, además de garantizar a los pacientes que tengan los mejores opciones terapéuticas con tratamientos psiquiátricos, soáticos y psicoterapeutas".

También la población en general se ha visto afectada. Al respecto, el doctor Manuel Martín Carrasco, director médico de los centros de Hermanas Hospitalarias en Navarra, y profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra, aseguró que "la pandemia ha alterado drásticamente la vida de las personas, no sólo porque ha sido una crisis sanitaria sino también social y económica".

"Las catástrofes sanitarias y económicas se han asociado históricamente a un aumento de la prevalencia de trastornos psiquiátricos en la población general, afectando especialmente a determinados grupos de población", ha señalado Martín Carrasco, quien ha presentado una revisión sobre estudios de diferentes países que han abordado la salud mental en la población general relacionada con la pandemia de la COVID-19.

Entre los resultados destaca el aumento de la prevalencia en la depresión, la ansiedad y el estrés, y en los que aparecen como factores de riesgo ser mujer, menor de 40 años, y estudiante. Los factores que afectan a la salud mental de la población son una repercusión directa de la infección en la persona y en su entorno familiar y social, el duelo por la pérdida de una persona afectada, las medidas de confinamiento y el cambio del estilo de vida, la incertidumbre de la pandemia, la crisis económica y el desempleo, y las carencias de la atención sanitaria, psiquiátrica y social.

Ante esta situación, Carrasco ha afirmado que hay medidas que se deben tomar a nivel general o colectivo, pero también a nivel individual, que tiene que realizar también la propia persona afectada. "La actuación sobre los grupos vulnerables, así como las medidas de carácter general y el esfuerzo personal, puede contribuir a paliar el malestar psicológico de la población", ha dicho.