- La experiencia de Pablo Sarobe Ugarriza en el ámbito de las vacunas le precede. Doctor en Biología por la Universidad de Navarra (UN), realizó una estancia postdoctoral en el Departamento de Inmunogenética Molecular e Investigación de Vacunas del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos. A su regreso se incorporó al Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) como investigador del Programa de Inmunología e Inmunoterapia, y además es catedrático de Inmunología de la UN. Actualmente desarrolla un proyecto de investigación de una vacuna contra la covid-19 (SARS-CoV-2).

¿Cómo y cuándo surge este proyecto de vacuna?

-Todo comenzó el pasado mes de marzo. Con el aumento del número de casos y el confinamiento nos dimos cuenta de que teníamos que aportar nuestros conocimientos en el campo de las vacunas a la infección por SARS-CoV-2. Iniciamos la investigación con fondos propios y a partir de mayo obtuvimos una financiación de 81.021 euros por parte del Gobierno de Navarra. Esta convocatoria seleccionó iniciativas que contaron con la valoración positiva previa del Instituto de Salud Carlos III, pero no habían recibido financiación de este organismo público.

¿En qué se centra el proyecto mencionado que lleva a cabo su grupo de investigación?

-Nuestro proyecto se centra en el desarrollo de vacunas basadas en péptidos, que son pequeñas moléculas formadas por aminoácidos (unidades base de las proteínas). Para el desarrollo de una vacuna sintética, que es la formada por fragmentos o regiones del virus (en lugar de por virus enteros inactivados o modificados genéticamente), es necesario identificar previamente aquellas zonas de las proteínas virales reconocidas por los linfocitos T y los linfocitos B, células que realizan un papel fundamental en el sistema inmunitario. Tras identificar y caracterizar unas regiones moleculares a las que se unen los anticuerpos, llamadas epítopos T y epítopos B, el objetivo de nuestro proyecto es generar vacunas basadas en estas regiones. Su administración induciría una respuesta de anticuerpos y linfocitos T que impediría la infección viral.

¿En qué punto se encuentra ahora mismo la investigación?

-En el Programa de Inmunología e Inmunoterapia del CIMA hemos sintetizado péptidos de la proteína S de la covid-19 (responsable de la interacción del virus con las células) y se han utilizado para vacunar ratones y estudiar su capacidad de inducir anticuerpos contra la región viral RBD (es la región concreta de la proteína que utiliza el virus para infectar a las células). Con este estudio inicial hemos identificado unas zonas que presentan potencial neutralizante de la infección, ya que inducen anticuerpos que reconocen a la proteína viral mencionada. Por otro lado, en el contexto de la proteína S1 (subunidad de la proteína S), se han identificado las regiones responsables de activar a los linfocitos T CD4 y CD8 (tipos de linfocitos esenciales para producir una respuesta de ataque al virus eficaz). Con estos resultados hemos diseñado inmunógenos más complejos, con el propósito de inducir simultáneamente inmunidad humoral (respuesta de anticuerpos) e inmunidad celular (respuesta de linfocitos T).

¿Observa alguna dificultad y/o peculiaridad a la hora de manipular este virus en particular en comparación a otros con los que haya trabajado previamente?

-Debido al tipo de virus, su infecciosidad y el modo y vías de transmisión, su manipulación ha de hacerse en instalaciones y con procedimientos correspondientes a niveles de bioseguridad superiores a la mayoría de los virus que se manipulan en casi todos los laboratorios. No obstante, puesto que nuestro proyecto está basado en vacunas de subunidades, que se preparan mediante síntesis química, una importante parte de nuestras actividades, con la excepción de los ensayos de neutralización viral, no requieren del uso del virus, lo que facilita todo el trabajo de preparación de los prototipos de vacuna y el ensayo de sus propiedades de inmunogenicidad.

¿Cómo sería el mecanismo molecular de actuación de la vacuna que se pretende obtener con este proyecto?

-Todas las vacunas buscan activar los mismos mecanismos: la inducción de anticuerpos que neutralicen al virus y que faciliten la eliminación de las células infectadas; y la activación de linfocitos T que potencien la generación de anticuerpos y colaboren en la destrucción de células donde se esté replicando el virus. En este sentido nuestra vacuna no sería diferente al resto. La principal diferencia estaría en el tipo de antígenos que se usarían para activar estos mecanismos.

En relación a lo anterior, ¿presentaría una eficacia superior este tipo en concreto respecto a otros tipos de vacunas?

-Aunque la eficacia no tiene por qué ser muy diferente entre las distintas vacunas, sí que hay particularidades desde el punto de vista inmunológico, como el repertorio de respuestas que se inducen; y desde el punto de vista práctico, como la infecciosidad (puesto que algunas se basan en microorganismos), los métodos de producción, la estabilidad de la vacuna, con las consecuencias que esto puede tener para su distribución, etc. Con el tiempo se irá determinado cuál es la más adecuada para los diferentes contextos.

¿Cómo ve el panorama de investigación y producción española de vacunas?

-España tiene grupos punteros en el desarrollo de vacunas. Por poner algunos ejemplos en el caso del SARS-CoV-2, los grupos de Luis Enjuanes (codirector del laboratorio de coronavirus del CNB-CSIC) con una dilatada trayectoria en el estudio de los coronavirus; de Mariano Esteban (investigador jefe del grupo de Poxvirus y Vacunasdel CNB-CSIC), que ha participado en proyectos de vacunación frente a otros virus que incluyen ensayos clínicos internacionales; o de Vicente Larraga (director del laboratorio de Parasitología Molecular del CSIC) y sus estudios en vacunas frente a parásitos, demuestran el nivel español en este campo.

¿Y ese mismo escenario a nivel de Navarra en concreto?

-En el caso de Navarra, además de nuestro grupo está el grupo de Navarrabiomed dirigido por David Escors, que también está desarrollando vacunas en este campo. Quiero resaltar que en ninguno de los casos se podría haber planteado el desarrollo de una vacuna frente a SARS-CoV-2 sin la sólida experiencia previa que poseen estos grupos, lo que refuerza la necesidad de fortalecer la investigación en general y en estos campos en particular. Sería una manera de no depender siempre del desarrollo científico y tecnológico que se realiza en otros países.

Algo interesante al respecto: un estudio reciente de la Universidad Complutense de Madrid sugiere que hay una inmunidad cruzada entre la covid-19 y antígenos presentes en la vacuna triple bacteriana (DTP) y que esto sería indicador de porqué el virus afecta en menor medida a la población infantil. Hablan sobre la posibilidad de utilizar esta vacuna para potenciar la respuesta inmune contra el coronavirus. ¿Qué puede aportar sobre el mecanismo de esta inmunidad cruzada?

-Esta hipótesis supone que la homología de secuencias existente entre los antígenos de la vacuna triple bacteriana y la covid-19 permitiría que los anticuerpos y los linfocitos T activados mediante la vacuna bacteriana podrían reconocer también al coronavirus y, por tanto, contribuir a su eliminación. De alguna manera es análoga, aunque basada en otros mecanismos inmunológicos, a la hipótesis que sugiere un similar efecto beneficioso de la vacuna contra la tuberculosis.

¿Cree que sería útil el uso de esta vacuna destinada a la prevención de infecciones completamente diferentes para combatir al virus?

-A falta de demostrar que la vacunación de la población infantil frente a esos microorganismos, y no otros factores, es realmente un factor determinante en el desarrollo de covid-19, todavía no hay evidencias experimentales que definitivamente permitan concluir sobre ello. Si se llegara a demostrar dicho efecto sería una herramienta más para combatir esta infección hasta que no estuvieran disponibles las vacunas diseñadas específicamente frente a SARS-CoV-2.

Hay muchas expectativas puestas en el logro de vacunas eficaces y se postulan como el gran acontecimiento que marcará un antes y un después, pero, ¿cómo cambiaría un procedimiento de vacunación masiva el panorama de la pandemia a corto y a largo plazo?

-Creo que todos somos conscientes de lo que supondría la distribución masiva de una vacuna eficaz frente a este virus. Básicamente sería retornar a la situación precovid, con lo que eso supondría a nivel sanitario, económico y social.

Esta segunda ola del virus está presentando altas tasas de incidencia a niveles generales. ¿Hay algo que se nos escapa o que no hemos hecho bien?

-Si bien es verdad que esta segunda ola está presentando una alta incidencia, la insuficiente realización de tests durante la primera ola hace que no dispongamos de datos reales para determinar cómo de comparables están siendo ambas olas. El nivel de cribado en estos momentos es superior al que se realizó en marzo-abril, lo que arroja un alto número de positivos.

¿Qué mensaje trasladaría a la ciudadanía hasta que llegue el momento de poder suministrar una vacuna con garantías de ser eficaz?

-El mensaje que habría que transmitir sería el mantenimiento de las medidas de prevención. Todos vimos que el confinamiento dio sus frutos en primavera. Lo ideal sería que, gracias a nuestro comportamiento, y hasta que no haya una vacuna disponible, no lleguemos a alcanzar los niveles que había en esos momentos, para que las medidas que adopten las autoridades no sean tan severas y así se evite el impacto que éstas tienen en los diferentes niveles, como la sanidad o la economía.

"Una hipótesis también sugiere un efecto beneficioso de la vacuna contra la tuberculosis"

"La insuficiente realización de tests durante la primera ola hace que no dispongamos de datos reales"

"El mensaje que habría que transmitir sería el mantenimiento de las medidas de prevención"

"Nos dimos cuenta de que teníamos que aportar nuestros conocimientos en el campo de las vacunas"