ntes recibíamos reservas de grupos de más de 10 personas desde noviembre, este año nada”, cuenta Rafael Errea, gerente de la juguetería Eregui. “Hemos facturado algunos disfraces para alguna familia con niños, pero no mucho más y es completamente lógico”, declara Errea. “Este año ha sido terrible, pero nosotros fuimos precavidos y no pedimos más que los trajes más clásicos para disfrazarse”, añade, aunque para ellos la venta de disfraces supone “una facturación simbólica”. De hecho, la venta de disfraces en su negocio simboliza una mínima parte del mismo, ya que en su tienda se puede encontrar una gran variedad de productos, desde juguetes, a caravanas o artículos de camping. “No hemos notado grandes pérdidas como negocios que se dedican exclusivamente al mundo del disfraz”, señala Errea. Aunque no descarta alguna compra de última hora.

“Esperamos que estos días alguien se acuerde nosotros y venga a comprar”. Sonia Barcos, junto a su hermano Sergio, continúan el legado de un negocio familiar, La Golosina, que se ha visto golpeado doblemente por la pandemia. Esta tienda de disfraces encuentra situada en el corazón del Casco Viejo de Pamplona. Un establecimiento que va más allá de la venta de disfraces, contando con servicio de decoración de fiestas (hoteles, restaurantes, fiestas), bisutería y figuras de boda. Pero la irrupción de la covid ha truncado todo su panorama. Los eventos y festejos cancelados, una Nochevieja sin las calles de Iruña llena de disfraces y a las once en casa. “Esta situación es catastrófica para todos, lo mires por donde lo mires”, expresa Sonia. “Siempre los jóvenes se llevan la culpa, pero en esta ocasión no han venido ni grupos ni nada”, comenta. “Alguna bolsa de cotillón se ha vendido, algún gorro, gafas, disfraces para los más pequeños... para empezar el año de otra forma”, explica Sonia Barcos sobre los nostálgicos que se han acercado a la tienda.

Muy cerca de La Golosina, en la calle Mayor, se encuentra la siguiente parada para los amantes de esta noche carnavalesca, El Camerino. “Este año no hemos vendido ningún disfraz de adulto, más complementos y trajes de niños”, cuenta Verónica Borda desde El Camerino. “Con la excusa de los regalos de Navidad si que hemos vendido disfraces infantiles de princesas, superhéroes”, añade, porque los trajes infantiles siempre son una buena opción para los regalos de los más pequeños”.

Otros, como en el caso de Koldo Nava, dueño de La Máscara, no han contado con esa alternativa como los dos establecimientos anteriores. “Hemos perdido un 75% de venta respecto al año anterior”, lamenta Koldo. “De adultos no hemos vendido prácticamente nada, solo alguna familia que se disfrazan todos”, explica. “Estos días en comparación con otros años estamos muy parados”, expone. De trajes navideños, “hemos alquilado algún traje de Papá Noel, Reyes Magos. Pero nada que ver con otros años”, señala. Koldo da ya “por perdido este fin de año” y ya anuncia que “Carnavales tampoco se van a poder celebrar”.

¿Por qué nos disfrazamos en Pamplona? La Nochevieja de 1982, la radio local ‘Radio Paraíso’ propuso una fiesta de disfraces para despedir el año.

El toque de queda. Con el nuevo horario para Nochevieja, a las 23.00 horas, Pamplona no recibirá el 2021 con sus calles repletas de disfraces.

Ligados a la hostelería. Estos negocios dependen en gran parte de las restricciones que se les impone a los negocios hosteleros, ya que los artículos que venden de decoración festiva, trajes y demás complementos son básicos para estas fiestas. Si los bares no abren, ellos bajan sus ventas.

75%

De pérdidas en las tiendas especializadas de disfraces.

Las tiendas de disfraces de la capital navarra han visto como la venta de sus productos ha bajado hasta un 75% respecto a años anteriores. En años anteriores para estas fechas ya contaban con a mayoría de su stock agotado.