- La efectividad de los controles que realiza la Policía Foral a las personas que han estado sometidas a aislamiento forzoso ha sido absoluta, ya que ninguna de ellas se ha atrevido a vulnerarlo. “La gente se lo piensa mucho cuando vamos hasta la puerta de su domicilio a notificarles en persona que la consejera de Salud ha dictado una orden foral que conlleva su confinamiento. Los de rojo ponemos recetas distintas a los de blanco”, asevera el jefe de la División de Prevención de la Policía Foral, el comisario Carlos Yárnoz, a cargo del operativo, que destaca que “la creación en 2016 de la figura del interlocutor policial sanitario y la experiencia acumulada ha sido muy beneficiosa para actuar frente a estos casos”.

La mera presencia policial en la residencia de las personas que deben estar confinadas tiene un efecto disuasorio desde el primer contacto. “Les advertimos de las sanciones a las que se exponen y también les avisamos de que vamos a realizar un control del confinamiento más o menos permanente. En ese sentido, acudimos varias veces a los domicilios a comprobar que están en ellos, en diferentes horarios y días”, afirma el mando de la Policía Foral.

Los agentes llegan a realizar vigilancias a pie de calle para constatar que las personas aisladas de forma forzosa permanecen en sus viviendas. “Hay personas que antes de la orden foral de Salud habían incumplido la cuarentena, pero que después ya no han vuelto a hacerlo. Saben que se arriesgan a multas muy altas, hasta 60.000 euros, y hasta el momento no hemos tenido que denunciar ningún incumplimiento”, subraya Yárnoz.