La vacuna COVID-19 AstraZenecase administra en dos inyecciones en el brazo, la segunda entre 4 y 12 semanas después de la primera. En el seno de la Comisión de Salud Pública de este viernes, se aprobó que el intervalo recomendado en la administración sea de 10 a 12 semanas entre la primera y segunda dosis, tal y como adelantó la ministra de Sanidad, Carolina Darias, tras la celebración del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud del pasado 3 de febrero. Esta misma Comisión de Sanidad acordó esta semana que a partir de los 80 años únicamente se administrarían vacunas basadas en ARNm, es decir, las de Pfizer-BioNTech y Moderna.

¿Por qué es necesario distanciar las dos dosis más tiempo que el resto de vacunas (21 días las Pfizer y al menos 28 la de Moderna)? La vacuna de la farmacéutica AstraZeneca y la Universidad de Oxford que llega a Navarra esta semana entrante reduce la transmisión del coronavirus.reduce la transmisión del coronavirus Según un estudio de ambas instituciones que aún no ha sido validado por científicos independientes, el seguimiento de los vacunados sugiere una reducción significativa de la capacidad de contagiar. Igual de llamativo es otro resultado: al espaciar la administración de la primera y la segunda dosis hasta en tres meses, la eficacia del inoculado se mantuvo en el intervalo.

Según este trabajo, que la revista médica The Lancet está revisando, cuando se pasó de la fase experimental a la administración generalizada de las vacunas ya comercializadas, la recomendación era la de espaciar los dos pinchazos unas tres semanas. Ese lapso, usado en los ensayos, parecía el adecuado para activar las defensas del sistema inmunitario y no demasiado para que el virus encontrara vías de escape debido a la presión selectiva.

Algunos países, como Reino Unido, decidieron espaciar la administración de la segunda dosis de las vacunas más allá de los 21 días que parecían los adecuados, así tenían mayor cantidad de viales para la primera dosis. La decisión implica sus riesgos, ya que podría facilitar que el virus mute encontrando puntos débiles en el sistema inmunitario de los medio vacunados.

El estudio de Oxford y AstraZeneca se encontró con un problema: no podían producir todas las vacunas que necesitaban para seguir el plan inicial de las dos dosis. Así que alargaron la administración de la segunda a un subgrupo de los voluntarios. Y convirtieron el problema en una oportunidad para validar la separación entre dosis, según se explica Miguel Ángel Criado, en Materia.

Sus resultados apuntan ahora que la eficacia de la vacuna mejora con el tiempo. Muestran que esta aumenta desde un 54,9% cuando el intervalo entre la primera dosis y la segunda es menor a seis semanas hasta el 82,4% cuando se espacian 12 semanas. Esta separación temporal les ha permitido comprobar que la protección se mantiene en un 76% hasta los 90 días para los que solo fueron vacunados una vez, perdiendo solo seis puntos porcentuales frente al régimen de la doble dosis.

El profesor Pollard, citado por Materia, coautor del estudio, aseguró que los resultados venían a apoyar la recomendación de las autoridades británicas de espaciar la administración de las dos dosis, logrando así llegar a más gente con las vacunas disponibles, "confirmando que la gente queda protegida a los 22 días de una única dosis de la vacuna". Pero también reconocen que hay que investigar más para ver si hay diferencias de inmunidad a largo plazo entre recibir una inyección o dos.