El Ministerio Fiscal pide 12 años de prisión por un delito de asesinato en grado de tentativa para un vecino de Goizueta, J.M.L.E., que disparó a un vecino con una escopeta a las pocas semanas de iniciarse el estado de alarma por la covid-19, en abril del año pasado. El juicio por estos hechos se celebrará esta próxima semana en la Audiencia Provincial de Navarra.

Según el escrito de calificación provisional de la Fiscalía, el acusado, que fue detenido por la Policía Foral e ingresó en prisión a los dos días de ocurrir los hechos, mantenía “una mala relación” con otro de los vecinos de la localidad con motivo del ganado de este último y habían protagonizado discusiones por ello con anterioridad. Sobre las 19.55 horas del 8 de abril de 2020, la víctima circulaba en un vehículo en dirección a un terreno donde pastaba su ganado, para comprobar cómo se encontraban las ovejas y, al pasar junto a la vivienda del acusado, vio que éste se encontraba asomado en una de sus ventanas y “desde allí le hacía ademán de dispararle, gesticulando con las manos”.

Ante dichos gestos de amenaza, el hombre se bajó de su vehículo y, acercándose a la ventana en la que estaba asomando el acusado, le arrojó un zotal de tierra, dándose la vuelta para regresar a su vehículo. Cuando el hombre ya se marchaba del lugar, a una distancia de unos 5 metros de la ventana de la vivienda, el acusado cogió “una escopeta semiautomática que guardaba en un armario ropero en la habitación y con ánimo de acabar con la vida de su vecino, se asomó a la ventana de la habitación que se encontraba abierta y le disparó una vez apuntando a la cabeza y alcanzándole en la parte posterior de la misma”.

Al respecto, la Fiscalía sostiene que el acusado disparó el arma “de forma sorpresiva”, aprovechando que la víctima “se encontraba de espaldas y no podía verle, ocultarse ni defenderse de ninguna manera”. Mientras el hombre deambulaba herido junto a su vehículo, el acusado salió de su vivienda y le dijo “yo iré a la cárcel pero tú vas a terminar en el cementerio” señalándole a la vez el cementerio, ubicado junto al lugar de los hechos.

Como consecuencia del disparo, la víctima sufrió lesiones en la cabeza que requerirían tratamiento médico-quirúrgico para la extracción de los perdigones y que supusieron catorce días de pérdida temporal de calidad de vida moderada. Según el médico forense, por la región anatómica en que se produjeron los impactos de los perdigones, si lo proyectiles hubieran penetrado en el encéfalo, habrían producido la muerte o lesiones graves.