Los especialistas del Instituto Navarro de Medicina Legal (INML) ilustraron ayer a las seis mujeres y tres hombres que conforman el jurado popular que juzga el triple crimen de Cáseda sobre las heridas sufridas por las víctimas y dejaron negro sobre blanco que el primer disparo del autor del crimen, el padre Juan Carlos Jiménez, se produjo a apenas dos metros de distancia de su primera víctima, Fermín Jiménez Echeverría, debido a la alta concentración de postas que se localizó en el interior del pecho de este fallecido, donde incluso se encontró el taco del cartucho. Se le causó la rotura de la aorta torácica, la arteria de mayor recorrido del cuerpo, y el forense Rafael Teixeira aseguró que la herida era mortal “incluso en el ámbito hospitalario”, es decir que aunque le hubieran atendido de inmediato en un quirófano no hubiera salvado la vida.

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Igualmente, las heridas de sus hijos también eran de máxima gravedad, de nivel 5, el más alto, en la escala de graduación de lesiones por arma de fuego, y que por lo tanto apenas les concedieron posibilidades de supervivencia. Así, el hijo pequeño Cristian sufrió un disparo en el vientre, que le causó la rotura de la arteria ilíaca; y su otro hijo, José Antonio, que se encontraba de lado al ser tiroteado, recibió los impactos de las postas (de 3,2 milímetros) en hombro, cuello y cara que le seccionaron la carótida.

entre 2 y 17 metros Los forenses explicaron, en la cuarta jornada por el juicio que termina hoy, que su labor se centra en este tipo de casos en responder a cuatro preguntas: quién falleció, cuándo, de qué y cómo. Además, al tratarse de heridas por armas de fuego intentan aclarar el tipo de arma utilizada, la distancia del disparo y la trayectoria del mismo.

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En el casO del primer fallecido, Fermín Jiménez, el doctor Teixeira, acompañado de Mar Palma, señaló que la distancia de disparo era mayor a un metro y “la presencia de un taco dentro de la herida indicaría una distancia sobre los dos metros”. En cuanto al segundo fallecido, Cristian Jiménez, hijo del anterior, la distancia de disparo también es superior a un metro, “el taco ha llegado a la superficie corporal” -se encontró en su ropa- y hablan en este caso de una distancia del orden de 5 metros. En tercer lugar, José Antonio Jiménez, sufrió una hemorragia por distintas lesiones. Presentaba rotura de la arteria carótida común y también hemorragias en la base de la lengua, en la estructura de la laringe y en los pulmones, por causa de disparo de proyectil múltiple. En este caso, relataron los expertos, los proyectiles múltiples están más dispersos e indicaron que “tenemos dudas de si hay un impacto o dos impactos. Había dos tacos más cerca del cadáver de José Antonio”, por lo que hubo cuatro disparos. Según las mediciones de la Policía Foral, José Antonio se encontraba a 15 metros de su padre, Fermín, por lo tanto se le disparó a 17 metros.

Los acusados. Juan Carlos Jiménez Jiménez (padre), de 55 años, Juan Carlos hijo (24) y Emilio Jiménez (20).

Peticiones de pena. La Fiscalía reclama 60 años de cárcel para los tres por asesinato y la acusación particular exige prisión permanente revisable. El padre procesado pide para sí mismo 15 años de prisión con la aplicación de atenuantes de arrebato y confesión. Los hijos reclaman salir absueltos.

Hoy serán los informes. Las partes presentarán hoy sus conclusiones al jurado popular y harán sus informes para convencerles de sus respectivas tesis. El jurado quedará libre el fin de semana y a partir del lunes recibirá el objeto del veredicto para deliberar.