Unos 1.200 conductores están privados actualmente en Navarra del derecho a conducir por la pérdida de todos los puntos o por sentencia judicial y de ellos una treintena son de alto riesgo para la seguridad vial, al ser infractores multirreincidentes, con varias condenas por circular bebidos y/o drogados, según los datos del Grupo de Delincuencia del Automóvil (GDA) de la Policía Foral, que realiza un control exhaustivo de sus conductas para evitar que conduzcan.

Los atropellos mortales de un peatón en Pamplona y de un ciclista en Baztan, ambos con fuga, la semana pasada han vuelto a poner el foco sobre las conductas de riesgo al volante. Aunque los conductores implicados en estos dos trágicos hechos disponían del carnet de conducir, en ambos casos arrojaron resultados positivos en alcohol y en drogas.

La Policía Foral maneja información sobre unos 1.200 conductores que carecen del permiso de conducir. Pero de ellos, un grupo que ronda los 30 o 40 automovilistas, son los que preocupan especialmente.

“El perfil es el de una persona que consume alcohol y drogas. Mayoritariamente son varones, pero también hay alguna mujer”, explica el jefe de la GDA, que teme que “después de la pandemia puedan proliferar los excesos al volante. Los controles policiales han estado vinculado a la covid y se han dejado de hacer controles masivos de alcohol y drogas, y la gente sale con ganas”.

Esta unidad especializada del Cuerpo autonómico es la encargada de impedir que los conductores de mayor riesgo sigan circulando. Para ello analizan los atestados instruidos por la propia Policía Foral y realizan comprobaciones periódicas in situ en sus entornos: conocen de memoria sus nombres, vehículos y apariencia física. También acuden a comprobar aquellos avisos ciudadanos de personas que conocen a estos infractores y que alertan de que les han visto conduciendo.

GARANTIZAR LA SEGURIDAD

El objetivo principal de la detección de las personas que habitualmente conducen con el permiso retirado es “garantizar la seguridad de los demás usuarios de las carreteras navarras”, recalcan desde el GDA, desde donde advierten que muchos infractores circulan confiados en que no se va a vigilar el cumplimiento de la sentencia o de la privación por pérdida de puntos e “intentan evitar los controles policiales”.

Cuando un conductor es interceptado por una patrulla con el permiso retirado por la pérdida total de puntos, por condena judicial o por no haberlo obtenido nunca, los agentes incoan diligencias para la imputación de un supuesto delito contra la seguridad vial, excepto en el caso que la privación responda a una medida cautelar, lo que constituiría un delito de desobediencia, o que se trate de una pérdida de vigencia por razones psicofísicas, en la que solo se confecciona una denuncia administrativa.

En los casos que se aprecia la comisión de un delito contra la seguridad vial, los conductores quedan en libertad con una citación que confirma hora y lugar para celebración de juicio rápido, que muchas veces se evita llegando a un acuerdo con la Fiscalía. “Los procedimientos se suelen resolver con la imposición de una multa y, a excepción de que conductor reincida en la infracción penal o cometa acciones muy graves, no suelen entrar en prisión”, lamentan desde el Grupo de Delincuencia del Automóvil de la Policía Foral.