Elikalimen es una asesoría nutricional creada por Izaskun Berasategi e Isabel Juániz enfocada principalmente a la alimentación infantil y los comedores escolares, pero abierta a otras colectividades que quieran apostar por una alimentación saludable y sostenible. Se trata de cambiar el paradigma de la alimentación, porque lo que se oferta y estamos habituados a comer muchas veces no sigue las recomendaciones nutricionales y porque estamos en una sociedad que tiene unos problemas de obesidad y sobrepeso ligados a patologías que cada vez van a más, algo que puede generar graves problemas en el futuro, referidos también a la sostenibilidad. Elikalimen trabaja mano a mano con CPAEN/NNPEK con el convencimiento de que trabajando desde la infancia se pueden revertir esos hábitos, apostando por una alimentación nutricionalmente correcta y medioambientalmente responsable. Hablamos con ellas para que nos expliquen su trabajo y nos cuenten cómo ven nuestra alimentación en la actualidad.

Cada vez hay más problemas de enfermedades relacionadas con una mala alimentación y de obesidad infantil. ¿Nuestros hábitos de consumo están cambiando hacia modelos menos saludables?

Nuestras costumbres actuales son muy poco saludables. Tenemos un consumo excesivo de proteína animal y un consumo muy bajo de frutas y verduras. Las encuestas y estudios que hay a nivel nacional e internacional nos dicen que esa es la realidad actual. Y eso está unido además a hábitos de vida sedentarios y un ritmo de vida frenético. Si lo trasladamos a la alimentación infantil, todo esto se enfoca en que el niño o la niña coma, pero no se queje; le damos lo que le gusta porque ya le darán de comer bien en el colegio. El problema es que esa educación nutricional se queda y los niños, conforme van creciendo, adquieren unos hábitos que luego se trasladan a la edad adulta. Es importante que haya una educación nutricional desde pequeños.

Esto tiene consecuencias en nuestra salud y en nuestro entorno.

Sí, porque además de esas patologías asociadas al sobrepeso, el tipo de alimentación que seguimos actualmente afecta también al medio ambiente. Al final se trata de conseguir una alimentación sostenible tanto para las personas como para el entorno. Ir a un supermercado y comprar lo primero que encontramos supone que no es de temporada, no es local, viene envuelto en plásticos... eso tiene un impacto medioambiental porque no es sostenible.

¿Cuáles son los cambios nutricionales que debemos llevar a cabo?

Nuestra apuesta es volver a la comida de siempre, a lo que eran nuestros orígenes. Hay que analizar el entorno: qué tenemos, qué nos ofrece y a partir de ahí plantear qué es nutricionalmente saludable. Es importante saber diferenciar los alimentos, saber qué comemos, porque eso aumenta mucho la variedad. Muchas veces acabamos comiendo solo lo que nos gusta, limitándonos a cuatro cosas independientemente de donde provienen o si son de temporada, pero si enriquecemos esa variedad tendremos un gran abanico de alimentos a los que poder acudir, mejorará nuestra nutrición y será más sostenible.

Actualmente acompañáis a centros escolares en el cambio de menús saludables y sostenibles con CPAEN/NNPEK. ¿Qué experiencias estáis teniendo?

Es una experiencia muy positiva. Las bases de colaboración surgieron al coincidir trabajando con las Escuelas Infantiles de Pamplona a través del proyecto Hemengoak. CPAEN/NNPEK pone la parte de alimentos ecológicos, de temporada, frescos y abastecidos por la producción primaria; trabajan con las características de los alimentos y toda la organización necesaria para la compra pública y nosotras sumamos la parte nutricional. Para nosotras que lo tengan en cuenta, que valoren la nutrición, es muy importante. Además, trabajar con CPAEN/NNPEK ha sido muy fácil porque vamos en la misma línea: ir a una alimentación saludable, sostenible, recuperando nuestros orígenes... nos entendemos muy bien.

¿Cómo valoráis esa introducción de alimentos ecológicos, saludables, frescos, de temporada y abastecidos por la producción primaria en los comedores escolares?

La experiencia dice que es algo muy positivo. Las personas y las familias que tienen sus hijos en estos comedores lo valoran sobre todo por ser producto fresco, ecológico y de cercanía y porque los precios de los menús se mantienen, no supone un desembolso mayor. Pasa incluso con los y las cocineras, que están felices de trabajar con productos frescos. Y que los niños y niñas puedan aprender a comer con estos alimentos es también muy positivo.

¿Es un modelo extensible a otras colectividades?

La idea es llegar a toda la población, a todas las escuelas, a otros colegios y colectividades, como se hizo el año pasado por ejemplo con Gure Sustraiak. Aunque de momento estamos más centradas en la infancia, porque crear esos hábitos hará que se mantengan en la edad adulta, la idea es llegar a toda la población. Ojalá todas las personas tuvieran una alimentación saludable, sostenible y con alimentos cercanos, ecológicos y de temporada.

Volviendo a los comedores infantiles ¿se trabaja también con las familias?

Sí, la sensibilización a las familias es muy importante. Puedes darles bien de comer en las escuelas y colegios, pero luego llegan a su casa y la familia tiene que entender porqué el menú de sus hijos e hijas es de una manera determinada o tiene tales alimentos. Ojalá vayamos en la misma línea las familias y los centros educativos. Por nuestra parte, en los proyectos de cambio de menú ponemos a su disposición guías con recomendaciones de alimentación saludable, calendarios de alimentos de temporada, propuestas de almuerzos y sobre cómo compaginar en casa las cenas, además acompañamos esta información con charlas y jornadas de sensibilización.

¿Está la sociedad preparada para afrontar una alimentación saludable y sostenible?

En este tema hay dos vertientes que tienen que ver con las personas consumidoras y con la producción. Con respecto a las primeras, los y las consumidoras son cada vez más conscientes. Donde hemos hecho estos cambios la valoración es muy positiva, aunque los cambios cuestan porque somos reticentes a introducir cualquier alteración en nuestras vidas. Pero cuando das el paso compensa. Sí que es cierto que este cambio tiene que ir acompañado con un giro en el ritmo de vida frenético que llevamos. Con respecto a la producción, se ha organizado a través de Ekoalde -centro logístico de la producción agraria ecológica de Navarra- porque estos cambios tienen un efecto tractor sobre la producción y una organización como esta favorece un pedido centralizado, lo que hace más sencillo aplicar los menús y en este sentido también estamos preparados.