La lista de espera para una primera consulta en la Red de Salud Mental del Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea contemplaba en julio de este año a 957 pacientes que no han tenido todavía cita con el especialista. De este casi millar de ciudadanos en espera, hay 180 de ellos que se encuentran a la espera de que se les cite en el centro de Salud Mental Infanto Juvenil de Sarriguren después de más de año y medio de pandemia, que ha puesto en portada este tipo de patologías. En julio del pasado año 2020 había 525 personas en lista de espera de la red de salud mental y 90 de ellos eran del sector infanto juvenil, con lo que durante el coronavirus se ha doblado la población adolescente que va a ser atendida en una primera consulta de esta especialidad. La demora de días naturales para este tipo de consultas alcanza los 30 días.

En fechas recientes, en este medio, la jefa del servicio de Área de Atención Comunitaria y Centros de Salud Mental, Sara Chivite, ya alertaba de esta situación e indicó que “la demanda de Atención Primaria hacia Salud Mental en Infantil se ha disparado este año”. La psiquiatra señaló, al respecto, que “hay un colapso importante que, por una parte, viene por el incremento de la demanda; por otra, porque tenemos un problema de falta de profesionales importantísimo; y luego porque se nos colapsa el sistema con aspectos que tenían que solucionarse a otro nivel; aspectos que tienen que ver más con el ámbito educativo o con el ámbito social o de la comunidad”. En este sentido, señaló que hay “cantidad de casos que no requieren una intervención de un especialista y hacen que no podamos dedicar el tiempo que los trastornos más graves precisan”.

Respecto a cómo ha afectado la pandemia de la covid-19 a la atención de los pacientes con trastornos de conducta alimentaria, desde Salud Mental explicaron que durante el periodo inicial se produjo un confinamiento general de la población, adaptándose la actividad sanitaria. En el caso de la atención en los Centros de Salud Mental, se “redujo la actividad presencial a las situaciones de gravedad y de urgencia, y se atendió de forma no presencial por vía telefónica o por videoconferencias. Se mantuvo el área de hospitalización total para los casos que se requirieron y el tratamiento en recursos de hospitalización parcial se atendió en modalidad no presencial, con adaptación de presencial y con reducción de aforo, a los casos graves”. Así, desde junio de 2020 se fue retomando progresivamente la actividad con normalidad.

En febrero, Salud decidió dar un viraje a la gerencia de Salud Mental. Cesó a Begoña Flamarique de dicho puesto, para el que se nombró a Iñaki Arrizabalaga. La consejera Santos Induráin explicó entonces a raíz de dicho cambio que se trataba de un “claro apoyo al subsistema de salud mental, ponerlo más alto en la agenda político sanitaria”. “Hay que reforzar y reorientar el modelo y si no, no podremos responder a las necesidades de la población en salud mental”, dijo. Induráin detalló que “en el sistema de salud mental en Navarra, los ratios de profesionales de salud mental están entre los más altos del conjunto de España, sin embargo no ha evitado que las agendas de los profesionales se encuentren saturadas y que exista una cierta frustración y cierto desencanto en una parte importante de los profesionales”.

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