a lechuza común (Tyto alba) está sufriendo una desaparición paulatina en territorio navarro debido a los cambios en las prácticas agrícolas. Esta especie ya no se encuentra en los mismos lugares de la Comunidad Foral que hace 25 años, como lo demuestra un estudio realizado por el biólogo navarro Rubén Hernández Soto, centrado en hacer mapas de ubicación de la lechuza común en Navarra y compararlos con datos recabados en un estudio de la década de los años noventa.

Se trata de un ave rapaz nocturna adaptada a volar en espacios abiertos, depredadora de micromamíferos como ratones, topillos o musarañas, por lo que "funciona como un excelente controlador biológico de plagas en agricultura al mantener las poblaciones de roedores en niveles bajos", según el experto.

La investigación del graduado en Biología por la Facultad de Ciencias de la Universidad de Navarra indica que los cambios en los hábitos agrícolas son aspectos relevantes en la desaparición de esta especie; la lechuza común nidifica habitualmente en los graneros y corrales, lugares que están siendo abandonados a cambio de la apuesta por naves industriales como modelo de construcción actual en los campos . Además, existe un consenso en la comunidad científica que relaciona el cambio en los usos del suelo, la concentración parcelaria, el uso de pesticidas, y la desaparición de los lugares habituales de nidificación con el declive de las poblaciones de lechuza en las últimas décadas, haciendo necesaria la reintroducción de estas especies -criadas en cautividad- en el medio natural.

Junto con entrevistar a agricultores y cazadores residentes en las zonas en las que se han realizado los muestreos para conocer su opinión sobre el tema, Hernández Soto ha estudiado el comportamiento de más de 60 ejemplares de lechuzas criadas en cautividad para conocer los cambios de comportamiento que estos animales tienen en situaciones conocidas o desconocidas, así como la forma que tienen de aprender a cazar. "Las lechuzas criadas con mayor contacto con el ser humano son menos temerosas ante entornos y situaciones nuevas que las que tienen mayor contacto con sus padres biológicos", explica el biólogo. "Estas últimas, por otro lado, muestran un mayor comportamiento anti-depredador", añade.

Resalta también que esta investigación debería continuar con la cría en cautividad de lechuzas y su liberación al medio, para descubrir la capacidad de adaptación de estas especies: "Es necesario realizar una experimentación práctica en campo con el fin de observar si los resultados obtenidos en los experimentos en cautividad se corresponden con el comportamiento y la adaptación que muestran una vez se encuentran en libertad y deben sobrevivir en el medio natural".