Decidir cómo quieres que sea el final de tu vida; cómo deseas ser tratado desde el punto de vista sanitario o qué tratamientos estás dispuesto a recibir y cuáles no. Para eso sirve el Documento de Voluntades Anticipadas (DVA), que, además, desde junio incluye la posibilidad de incluir la eutanasia. Tal y como explica la directora del servicio de Ciudadanía Sanitaria, Aseguramiento y Garantías, Geno Ochando, este testamento vital “es siempre modificable y revocable las veces que se desee” y la ciudadanía puede tramitarlo on line en el Registro de Voluntades Anticipadas en la web del Gobierno foral o de manera presencial en su centro de salud o en el propio servicio de Ciudadanía Sanitaria.

¿Qué se contempla en el Documento de Voluntades Anticipadas (DVA)?

¿Qué se contempla en el Documento de Voluntades Anticipadas (DVA)?

En el Registro de Voluntades Anticipadas se incluye un modelo de DVA (como el que se reproduce en esta página) que sirve como guía para plasmar las instrucciones previas. “No es obligatorio utilizar este modelo, puede utilizarse cualquier otro. Por ejemplo, la Asociación Derecho a Morir Dignamente o la Conferencia Episcopal tienen otros”, apunta Ochando.

Así, el documento es de contenido libre, y recoge las situaciones posibles previstas en las que se quiere que se tenga en cuenta la aceptación o rechazo de determinados tratamientos o las instrucciones previas a esos tratamientos. Pero, además, también se puede añadir valores y opciones personales que orientan en los momentos finales de la vida en los que se produzca una grave limitación de capacidad psíquica o física. También se puede incluir la decisión sobre donación de órganos o tejidos para trasplantes y, desde junio de este año, la persona que lo realiza puede acogerse a lo previsto en la normativa vigente en materia de eutanasia.

Además, en el documento se puede incluir a una persona representante, que puede ser cualquiera que conozca la voluntad y los valores personales de quien presenta el documento, para que actúe como interlocutora válida ante el equipo sanitario.

¿Cómo se realiza el testamento vital?

La realización del DVA viene precedida de una comunicación entre un profesional sanitario y el paciente sobre decisiones que tienen que ver con cómo morir. Una vez decidido que se quiere tramitar, hay tres vías para poder hacerlo: ante 3 testigos mayores de edad, de los que 2 no pueden ser familiares hasta segundo grado, ni tener vinculación patrimonial; ante notario; o ante los trabajadores sociales de los centros de salud.

Una vez realizado, se entrega presencialmente en el centro de Salud, para que Trabajo Social lo tramite, o en el departamento de Salud. Si se ha hecho ante testigos o ante notario, también se podrá enviar telemáticamente a través de la ficha de navarra.es.

¿Cuál es el perfil de la persona que realiza un DVA?

El perfil tipo sería el de una mujer mayor de 65 años. De los 11.483 testamentos vitales tramitados hasta la fecha en Navarra, 7.285 corresponden a mujeres y 4.198, a hombres. “La población que hace uso del DVA es la población mayor de 50 años, pero preferentemente mayores de 65 años, y con mayoría de mujeres, lo que responde al hecho de que son en mayor grado las personas que están cerca de los procesos de enfermedad y muerte las que gestionan su DVA, y en este caso, hay que hacer mención especial a las mujeres, por su rol de cuidadoras”, explica Ochando.

¿Por qué Navarra lidera la tasa de documentos por habitante del Estado?

“Estamos convencidas de que, si en Navarra tenemos este porcentaje de DVA hechos, es por el trabajo que se viene realizando desde muchos y muchas profesionales en torno a la formación y sensibilización en temas como la comunicación, las decisiones al final de la vida y el DVA”, valora la directora del servicio.

Desde que se introdujo el testamento vital, en los centros de salud navarros se han realizado charlas y talleres de formación a los que acudían personal de Medicina, Enfermería y Trabajo Social. “Como ejemplo de buena práctica, por ejemplo, podemos destacar la zona básica de Berriozar, donde, después de dos años de sensibilización, el porcentaje de testamentos vitales realizados en la zona básica triplicaban a la media de Navarra”, expone.

Esa formación, detalla Ochando, se ha visto complementada por otras acciones de formación a profesionales en torno a la comunicación de malas noticias, cuidados paliativos, etc. Asimismo, la creación del Observatorio de la muerte digna ha contribuido a una mayor sensibilidad sobre el final de la vida. “Otro aspecto que ha ayudado a ese aumento ha sido la decisión de que los trabajadoras sociales de los centros de salud fueran habilitadas para presentar la inscripción, lo que acercó a la ciudadanía un recurso para realizar el DVA de una forma más accesible”, destaca.