as más de 750 casas rurales con las que cuenta Navarra se han convertido en un factor muy relevante para la recuperación del patrimonio cultural de los pueblos de la Comunidad Foral, donde son muchos los palacios y caseríos antiguos que se han rehabilitado gracias a esta modalidad turística, que también está ayudando a la revitalización del entorno rural.

Un buen ejemplo de esta labor de recuperación del patrimonio es la casa rural Enarazai (lugar de golondrinas), habilitada en el antiguo Palacio de Etxauri, a unos 18 kilómetros de Pamplona, que la navarra Cristina Ros Ganuza compró hace 25 años a la familia de Mora y Aragón, a la que pertenecía la reina Fabiola de Bélgica. Este conjunto arquitectónico, compuesto por un torreón, una casa y una ermita, perteneció a los Mora y Aragón durante generaciones, pero no estaba habitada, ya que la familia contaba con propiedades más importantes en las inmediaciones.

La propia Fabiola solía veranear de joven en el cercano Señorío de Elío en su juventud. Los guardeses cuidaban la casa y vivían en ella, hasta que llegó a un punto de deterioro tan grande que la abandonaron. Se trata, explica Ros, de un grupo arquitectónico formado por tres piezas de tres épocas diferentes, la primera de ellas el torreón, de finales del siglo XV, cuya parte superior estaba desmochada y se reconstruyó siguiendo el estilo de otras torres semejantes de Etxauri, localidad navarra famosa por sus torres defensivas medievales.

La otra parte más antigua de la casa es la ermita de Nuestra Señora de los Remedios, cuyo tejado estaba derruido y no se conservaba nada de la ornamentación interior. Sin embargo, durante la rehabilitación, un vecino de Etxauri, que había sido el último guardés de la casa, le entregó el retablo, que guardaba en un establo desde el hundimiento del tejado. La pieza fue devuelta y restaurada.

Además, al poco tiempo, el cura de Etxauri le entregó la imagen original de Nuestra Señora de los Remedios, que tenía en custodia, y en el cercano Señorío de Elío se guardaba además la campanita de la espadaña de la ermita, que también fue colocada en su lugar. En la pequeña campana figura la fecha de la última consagración de la ermita, 1633, pero en las obras aparecieron unos cimientos anteriores, posiblemente románicos, al igual que un cementerio medieval ubicado en una zona verde frente a la casa. De esta forma, con la ermita ya completa, se pudo recuperar la antigua romería a la imagen Nuestra Señora de los Remedios, que se ha tenido que suspender los dos últimos años por la pandemia.

Durante la rehabilitación y consagración de la ermita en el siglo XVII, se construyó el cuerpo principal de la casa que une las dos construcciones anteriores. La parte más interesante del cuerpo central es un portalón barroco muy bien conservado, protegido por la Institución Príncipe de Viana del Gobierno de Navarra, en la cara sur de la casa.

Es un conjunto arquitectónico que acoge una de las casas rurales más singulares de Navarra, pero que, al igual que el resto de alojamientos de este sector, lo ha pasado mal durante la pandemia: "Ha sido muy duro para las casas rurales y para toda la hostelería en general, porque ha sido permanecer cerrados casi un año", lamenta Ros. "Cuando nos dieron un poquito de libertad en el verano de 2020, (la casa) se alquiló muy bien, porque la gente tenía muchas ganas otra vez de reunirse", pero "posteriormente hubo que volver a cerrar prácticamente porque no se podía salir de la comunidad y solo se podían juntar cuatro personas", explica.

Tras ese parón, afirma Ros, la situación para este sector vuelve a mejorar: "La gente tiene muchas ganas de volverse a reunir con sus seres queridos, con su familia, con sus amigos, y éste está siendo un buen año para las casas rurales". El verano de 2021, dijo, ha sido "estupendo" y el otoño un "todo completo", al igual que las próximas Navidades.

Respeta a las personas. Para quienes residen en una zona rural, esa es su casa, todo el año. Trata por tanto ese entorno como si fuera tu propia casa.

Respeta la fauna y la flora. Son uno de los grandes atractivos del entorno rural. No molestes al ganado o a las especies salvajes ni dañes o te apropies de la flora autóctona.

Respeta el patrimonio. Si ese monasterio, ese yacimiento, ese puente romano ha sobrevivido al paso de los siglos, que salga indemne de tu visita.

No dejes residuos. Deposítalos en la papelera o el contenedor correspondiente y, si no es posible, llévatelos de vuelta a casa.

Evita la contaminación acústica. El ruido de la ciudad, para la ciudad. La tranquilidad del entorno rural es un activo tan importante como sus paisajes o su gastronomía.

Comprueba si hay que pedir cita previa para visitar un lugar. Hay muchos enclaves que han establecido este sistema para evitar la masificación. Ayúdales a que funcione.

Ten prudencia, sobre todo en invierno con la nieve. Los paisajes nevados ofrecen una oportunidad inigualable para el turismo rural, pero equípate adecuadamente y no obligues a los servicios de emergencia a tener que acudir en tu rescate.

Ten cuidado con no generar un incendio. En verano, cada vez más, la vegetación de las zonas rurales puede estar muy seca. Extrema las precauciones en tu visita para evitar un desastre.

Vive una experiencia inmersiva en el entorno rural. Empápate de las costumbres y tradiciones del lugar que visites. No pases por el lugar como una maleta.

Gasta dinero. En el entorno rural hay multitud de oportunidades para tirar de tarjeta de crédito. Artesanía, embutidos, miel, ropa, fruta, repostería, licores... Llévatelos a casa. El sector lo necesita.

752

Son ya 752 las casas rurales abiertas, con 5.680 plazas en total, la mayoría de las cuales ya están reservadas para las próximas Navidades. Se trata de un sector que da empleo a cerca de mil personas en la Comunidad Foral.

70%

El 70 % de las casas se ubica en la zona de los Pirineos, el 8,5%, en la Cuenca de Pamplona, el 16,5%, en la Zona Media, y el 5%, en la Ribera. También existen 14 establecimientos de agroturismo.